Información y Opinión

La "democracia" de Rajoy es una estafa



La última subida de la financiación de los partidos políticos con el dinero de los impuestos fue del 28 por ciento y esa cifra no para de crecer año tras año, mientras que las pensiones sufren una congelación técnica que hace que en 2017 suban únicamente un 0.25 por ciento.

Esa política del PP, una flagrante injusticia apoyada por el PSOE y por la práctica totalidad de la partitocracia española, demuestra con claridad meridiana el carácter bastardo y falso de la democracia española y de su clase política, que se enfrenta sin pudor y con descaro a la voluntad popular.
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Los sondeos en España, nunca publicados porque a los partidos no les interesa, reflejan que casi el 80 por ciento de los ciudadanos son contrarios a que los partidos políticos se financien con dinero del contribuyente y partidarios de que se financien únicamente con las aportaciones de sus miembros, pero esos deseos populares son constantemente burlados por una clase política que impone su voluntad a la de la mayoría de la ciudadanía, pervirtiendo de ese modo la esencia de la democracia y de la justicia.

Si la financiación de los partidos políticos se sometiera a referéndum, seria rechazada por casi el 80 por ciento de los ciudadanos, según anticipan las encuestas.

Al Congreso no paran de llegar protestas y peticiones para que los gastos públicos se contengan y se suprima la financiación de los partidos con el dinero de los impuestos. En 2013 llegaron 38.000 firmas pidiendo esa supresión, además de cientos de cartas que jamás se publican.

Por las redes sociales circulan como meteoros campañas de protesta y manifestaciones de ciudadanos y organizaciones indignadas ante los sueldos y privilegios de los políticos, como la imagen que ilustra este artículo, ampliamente difundida en miles de páginas y portales de Internet. La esencia de todas esas protestas es que mientras los políticos incrementan sus dineros y ventajas, al ciudadano se le recorta todo, lo que constituye una injusticia y un descaro miserable de una casta política cada día más ajena a la ciudadanía y a la democracia.

Como constituye una "vergüenza" contraria a la voluntad popular, algo que deslegitima al sistema político vigente, los dineros de los partidos son cada día más opacos, a pesar de que teóricamente se han aprobado leyes que propician la transparencia. Pero cada ley tiene su trampa y la opacidad es la que avanza. 2015 y 2016 fueron años de gastos especiales para los partidos, por causa de las elecciones, pero la partitocracia aprobó ingresos especiales para financiar esos gastos, mientras se recortan servicios tan vitales como la sanidad, la educación y la ayuda a los impedidos y necesitados.

Este tipo de política abusiva, muy común en Europa y agobiante en España, es la que está propiciando el alarmante crecimiento de los partidos populistas y de derecha real en Europa, la mayoría de los cuales abogan por abandonar la Unión Europea, a la que señalan como fuente e inspiradoras de los actuales abusos de poder y gobiernos sin ciudadanos.

Ningún capítulo demuestra con mas claridad la suciedad del sistema y la falta de democracia que el de la financiación de los partidos con dinero sacado del bolsillo de los contribuyentes españoles, que ya padecen los impuestos más injustos y desproporcionados de toda Europa, si se los compara con el nivel de los salarios y el estado crítico de la economía.

Los privilegios y ventajas de los políticos en España no paran de incrementarse, mientras que los del ciudadano y los servicios vitales se reducen constantemente. Los políticos disfrutan de menos incompatibilidades, pensiones más altas con menores tiempos de cotización, pensiones vitalicias mucho antes de los 66 años, dietas e ingresos que no tributan, regalos y facilidades que no cuentan como ingresos en especie, sueldos que se reciben en función del cargo, sin que nadie supervise ni valore el rendimiento y la eficacia y, en algunos casos, suplementos salariales secretos, en dinero negro, que escapan al control del fisco, entre otros muchos.

¿Alguien duda quien es el enemigo del ciudadano y de la democracia? ¿Algún tonto cree todavía que el español es un sistema democrático? ¿Seguiremos votando a los verdugos? ¿Continuaremos pasivos mientras crecen las injusticias y los abusos?

Francisco Rubiales

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Jueves, 5 de Enero 2017
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