Información y Opinión

La crisis y sus efectos secundarios





Todo el mundo sabe que la crisis destruye empleo, comprime la demanda, empobrece a muchos y dinamita el tejido productivo de un país, pero lo que pocos saben es que posee otros muchos "efectos secundarios", no todos negativos, que transforman la sociedad y alteran la cultura y la ética.

La crisis estimula el ahorro, hace que el norte sea más importante que el sur, alarga las faldas de las mujeres (la abundancia tiende a acortarlas), baja los precios de casi todos los productos del mercado, estimula la religión, incrementa la solidaridad y las donaciones para ayudar a los más necesitados, fortalece a la familia y hace que la gente valore más el estudio y la preparación profesional e intelectual para la vida. Especialmente importante es el auge que produce de las prácticas religiosas y de la trascendencia porque el ser humano, ante la adversidad, suele buscar consuelo y explicación en Dios.

El ejercito crece porque miles de desempleados se enrolan en sus filas. Al consumir menos, la gente permanece más en sus hogares, lee más y está más tiempo delante del televisor, lo que facilita el adoctrinamiento y dispara la capacidad de influencia del Estado y de otros poderes sobre los individuos, que generalmente ven como sus libertades y derechos retroceden.

La crisis es fatal para las relaciones humanas y para la democracia porque aisla a las personas, que, sin dinero para gastar, tienden a encerrarse en sus hogares y dejan de conversar, de debatir y de intercambiar ideas y opiniones, ejercicios de gran valor para las libertades y el civismo.

La brecha que separa a ricos y pobres se ensancha con la crisis porque hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. La sociedad se hace más injusta. Las clases medias son diezmadas. Los trabajadores fijos se convierten en una especie de "élite laboral" que es defendida por los sindicatos y desprecia a los trabajadores eventuales y autónomos. Los sindicatos pierden afiliados y suelen convertirse en odiosos ante la opinión pública mayoritaria porque solo protegen a sus afiliados y chantajean a las empresas y al Estado para consolidar abusos y privilegios.

La crisis fortalece el poder del Estado y resta poder al individuo y a la sociedad. Cuando millones de ciudadanos ven como sus ingresos disminuyen, el Estado sigue teniendo dinero porque aumenta los impuestos y ordena a sus inspectores y agentes recaudar sin piedad. El ciudadano se convierte, para el Estado, en una presa a la que hay que sacarle el dinero del bolsillo y, si es necesario, esquilmar mediante sanciones, denuncias, multas y expedientes. En la España actual, hay agentes de la policía de tráfico que, obligados a recaudar mediante denuncias, ya sancionan por "conducir distraído" o "por hablar con el copiloto", una forma abusiva y quizás criminal de interpretar la ley por parte de la autoridad.

El foso que separa la sociedad del Estado se agranda, hasta el punto de que la mayoría de los ciudadanos, dentro de una crisis grave, suelen contemplar al Estado como un enemigo. El Estado en crisis se hace implacable y peligroso, deja de pagar sus deudas y facturas y tiende a ser más corrupto porque el escaso dinero existente tienta a los administradores públicos y gobernantes. Solo los más desposeídos contemplan al Estado con esperanza, porque reciben de él subsidios y pagas de subsistencia.

Esta es la primera gran crisis mundial con Internet convertida en un poderosos medio de comunicación al alcance de muchos. Los expertos creen que el consumo de Internet crecerá y que los gobiernos, durante la crisis, contemplarán a la "red" como un enemigo a batir porque les resta control y dominio sobre el ciudadano.

Pero quizás el efecto más beneficioso de la crisis sea que los ojos y la mente de los ciudadanos se abren y les permiten ver el drama que representan sus gobernantes, generalmente ineptos, ociosos, corruptos e incapaces de cumplir con la misión que el ciudadano les ha encomendado: la de utilizar la fuerza del Estado y los recursos comunes para solucionar los problemas de la ciudadanía y hacer que el mundo sea mejor.

- -
Sábado, 31 de Octubre 2009
Artículo leído 1731 veces

También en esta sección: