Información y Opinión

La crisis del Estado ineficiente





Leo en los blogs italianos Le guerre civili y Pinocchio que un empresario frances ha generado un enorme revuelo entre sus trabajadores tras entregarle cada mes una nómina detallada, en la que aparece con claridad que una parte importante, prácticamente la mitad del fruto de su esfuerzo laboral, va a parar a manos del Estado.

Los obreros y empleados han reaccionado con estupor porque no tenían ni la menor idea de que la empresa les pagaba justo el doble de lo que recibían, sólo que el estado se quedaba con la mitad.

El mismo empresario, quizás animado por el efecto que ha tenido en la plantilla la información sobre el salario, ha calculado lo que recibiría cada trabajador si en lugar de haber entregado al estado las prestaciones para la seguridad social hubieran invertido esas mismas cantidades en un fondo libre de pensiones. El resultado fue todavía más sorprendente y la indignación de los empleados casi llega a la revuelta al conocer que habrían percibido más del doble de pensión y, en algunos casos, más del triple.

El próximo paso del empresario es calcularles qué tipo de beneficios y servicios médicos tendrían sus empleados si en lugar de destinar parte de sus sueldos a la sanidad pública, hubieran contratado seguros médicos privados. Pero el resultado de ese cálculo todavía no es conocido.

La empresa, respondiendo a las demandas delos mismos empleados, ha organizado cursos de economía básica para sus trabajadores, a fin de enseñarles cómo deben utilizar su dinero para obtener mayores beneficios y cómo funcionan las democracias en las que el Estado se declara benefactor y más bien actúa como recaudador implacable e ineficiente.

Lo sucedido en esa empresa francesa demuestra que lo que está en crisis en nuestras democracias europeas no es el “Estado del Bienestar” sino el Estado mismo, al menos en su concepción actual, como ente supremo, autoritario, aislado de la sociedad, majestuoso, cargado de poder y alejado de un ciudadano que, aunque parezca increíble, es el que le otorga los poderes y la legitimidad.

El Estado, según palabras de uno de los empleados franceses de la mencionada empresa, “es como un hijo que no sólo no te ayuda sino que te maltrata y te oprime”.

Franky  
Miércoles, 21 de Septiembre 2005
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