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La chusma que nos gobierna



La élite política española, reunida en el hemiciclo del Congreso, demostró ayer, con su comportamiento soez y violento, ser una chusma indigna de representar a los españoles.

No sólo es aterrador el balance de los políticos, que están conduciendo a España hacia la ruina, el fracaso y la desesperación, sino que también espantan sus formas, que son vulgares y repugnantes, ofreciendo a la sociedad un ejemplo miserable de liderazgo, incompatible con la democracia y la decencia.

Nos guste o no, la chusma nos gobierna y somos nosotros, los españoles, quienes la hemos elegido.
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Una de las muchas imágenes virales que denuncian el poder de la "chusma" en España
Da vergüenza pagar sueldos de lujo y dotar de privilegios a semejantes políticos, una chusma que ni es eficaz, ni decente, ni digna, ni ejemplar, ni democrática. Esos políticos españoles no merecen ni el respeto ni la obediencia de los ciudadanos, ni el sueldo, ni los inmensos privilegios que disfrutan, todo a cambio de destruir la nación.

El asalto al poder judicial que ha emprendido la coalición de gobierno que lidera el PSOE sobrepasa los límites de lo tolerable, incluso en una democracia degradada, y se adentra en los terrenos de la pura tiranía. España no sólo se acerca al "Estado Fallído", como ya comentan destacados medios de la prensa internacional, sino que se incorpora, cada día con más fuerza, al club de los países tiránicos del planeta, aquellos cuyos gobernantes han destruido la democracia y, borrachos de poder y ambición, aplastan las libertades y derechos ciudadanos.

España alberga ya a una sociedad enferma que, pastoreada por políticos miserables, se mueve por el odio y el rencor. Es un país que ha sido dividido, enfrentado y envilecido desde arriba, desde las élites que mandan. La clase política española ha expandido hacia la sociedad el virus de la bajeza moral.

Cuando la chusma se apropia del poder, entonces entramos en la "oclocracia", una situación donde no existe el verdadero poder del pueblo, ni el Estado de derecho, ni la soberanía nacional, sino el abuso, la trifulca, la tiranía, la pobreza y, probablemente, la violencia y la sangre.

La España que gobierna Pedro Sánchez es un páramo arrasado por la oclocracia, por una chusma ávida de poder, acaparadora, inmoral, parasitaria y destructora de todo poder legítimo, una masa degradada que aniquila la paz, el orden y la convivencia.

Con una estructura política incapaz de defenderse de la bajeza, el país avanza hacia el fracaso, la ruina económica y el enfrentamiento civil, sin que nadie sea capaz de detener la locura de los que gobiernan. Las instituciones defensivas de la nación, encabezadas por la Jefatura del Estado, están paralizadas, quizás por cobardía o tal vez porque el virus de la bajeza ya las ha invadido.

El pueblo, mientras tanto, también infectado de odio, rencor, fanatismo y tan confundido que ya no distingue entre la verdad y la mentira y entre el bien y el mal, contempla impasible y sin saber lo que le espera el espectáculo de la chusma de sus políticos gobernando y cavando cada día la tumba colectiva.

La parte sana que subsiste en la sociedad española se sorprende cada día ante el deterioro profundo de la nación, gobernada por gente sin altura ni grandeza, pero todo es lógico y lo que ocurre es, sencillamente, el resultado de haber elegido a la chusma para que nos gobierne.

Los españoles han permitido con su pasividad que los peores infecten y dominen los partidos políticos, algunos de ellos, sobre todo el PSOE, el PP y algunos nacionalistas, por el número de delincuentes que acogen, pueden ser considerados como "asociaciones de maleantes". España se hunde, pero lógicamente, pagando la factura de haber permitido que la gobierne gente mentirosa, sin ética, llena de rencor y odio, encamada con la anti-España, besándose con el totalitarismo, el independentismo y la admiración por el terrorismo manchado de sangre.

Esa "chusma", que ahora quiere doblegar el poder judicial, el principal obstáculo que les impide la tiranía plena, es la que pudo contemplarse con toda su miseria despreciable ayer en el hemiciclo del Congreso, ofreciendo un espectáculo repugnante que debería ser frenado con urgencia, desde dentro o desde fuera de España, sobre todo por Europa, donde deberían saber que la infección política y moral de la clase política española es contagiosa y que si le permite avanzar terminará por contaminar y herir de muerte a todo el continente.


Francisco Rubiales

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Jueves, 15 de Octubre 2020
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