Información y Opinión

La "casta" política nos conduce hacia el matadero





Si no se introducen con urgencia correcciones drásticas, si los ciudadanos, con la ayuda de los intelectuales y periodistas, no consiguen imponer un cambio de rumbo a la política, nos dirigimos hacia un mundo que, a mediados del siglo XXI contará con 9.000 millones de pobres y 1.000 millones de ricos, tan injusto como políticamente insostenible.

Hoy, nuestros dirigentes electos, herederos de la vieja y eterna casta dominante, nos piden que confiemos en ellos y que les entreguemos todo el poder, asegurando que son capaces de solucionar ese déficit de democracia y justicia que sus predecesores nunca supieron compensar. Nos cobran impuestos por adelantado, como si fueran los viejos tributos que se pagaban a los conquistadores, sin tener que rendir cuentas a nadie; legislan sin pedirnos opinión y aplican las leyes desigualmente, según les conviene; se fijan sus propios sueldos; se autoadjudican el monopolio de la violencia y nos dejan indefensos frente a policías, ladrones, asesinos y toda esa delincuencia armada que, sin explicación, domina muchas calles y barrios; exigen sumisión y se atiborran de privilegios, pero no dan nada a cambio, salvo un mundo que sigue mal ordenado, desigual, injusto, violento y con los grandes valores en una triste decadencia, cuyo rasgo mas relevante y lacerante es que la felicidad es inalcanzable para la inmensa mayoría de los humanos.

Sus planteamientos son falsos y sus promesas son mentiras. No tienen soluciones, ni les interesa solucionar los problemas. La "casta" política lleva más de cinco milenios luchando contra los mismos problemas, sin haberlos solucionado jamás porque si los solucionan ellos dejan de ser imprescindibles. La guerra sigue destruyendo hogares y vidas desde hace cinco mil años; la sociedad continúa dividida entre pobres y ricos; la injusticia, propiciada por el poder, campea por el mundo y causa estragos; la enfermedad es una lacra, sobre todo para los pobres; el hambre sigue diezmando pueblos y razas; la inseguridad angustia al hombre; la violencia covierte la vida de los débiles en un infierno.

Curiosamente, esos males que la "casta" promete arreglar desde hace siglos son fenómenos que ellos desconocen porque no existen en sus palaciós y burbujas de abundancia, seguridad y dinero. Los poderosos jamás entran en contacto con el hambre, la injusticia, la violencia, la guerra y otras nuchas plagas que azotan a los débiles y a los humildes.

Ellos, la "casta" de los nuevos amos del mundo, son el problema, el verdadero drama del mundo y el mayor obstáculo para la regeneración y para que podamos crear un mundo mejor.

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Lunes, 1 de Febrero 2010
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