La "bestia negra" de José Luis Rodríguez Zapatero no es Mariano Rajoy, ni el cardenal Rouco Varela, sino Joaquín Almunia, comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea, el único socialista de alto rango que le planta cara y le critica abiertamente.
Dicen que Zapatero se pone lívido y pierde el "talante" cada vez que alguien menciona en su presencia a Almunia, al que no le perdona que no se le someta como socialista y que funcione por la libre en el gobierno europeo, expresando criterios y realizando políticas que, según el propio Zapatero, a veces le dejan en ridículo.
Los que viven cerca de Zapatero sostienen que el nivel de animadversión del presidente hacia Almunia está alcanzado niveles preocupantes en esta campaña electoral, sobre todo después de saber que la Comisión Europea se dispone a anunciar, en plena campaña electoral española, una drástica rebaja, hasta el 2.6 por ciento, de la irreal y inflada previsión de crecimiento de la economía española en 2008, que el gobierno Zapatero, contra la opinión de las grandes instituciones y expertos, sigue empeñado en fijar en un ilusorio 3 por ciento.
Esas mismas fuentes cercanas al "presi" creen que si Zapatero gana las elecciones maniobrará con fuerza ante el ejecutivo europeo para debilitar y doblegar al insumiso comisario Almunia.
Ya en el pasado mes de diciembre, la presión comunitaria hizo que el gobierno de Zapatero, por boca de Pedro Solbes, aceptara bajar la previsión de crecimiento para 2008 del irrisorio 3.3 por ciento al 3 por ciento.
Zapatero cree que bajar de nuevo la previsión deterioraría sus posiciones electorales, muy frágiles porque se está afianzando en la sociedad española la peligrosa imagen de un Zapatero que no duda en mentir y en engañar para conservar el poder.
Las nuevas previsiones oficiales de la Comisión Europea serán publicadas dentro de dos semanas, en plena batalla electoral. La nueva bajada, que hasta podría ser superior al señalado 2.6 por ciento si los vientos de la economía mundial siguen soplando en contra, demuestra dos cosas: la primera que el gobierno español tiende a ocultar la verdad ante sus ciudadanos y la segunda es que la desaceleración no va a ser tan "suave" como asegura el Ejecutivo de Zapatero.
Pero los problemas entre Almunia y ZP son más profundos y graves que esta última escaramuza de cifras, afectando a los derroteros que, bajo el comando de Zapatero, está tomando el PSOE. Almunia cuestiona en sus círculos próximos de amistad los métodos de gobierno de Zapatero y no acepta consignas ni órdenes del presidente español, a pesar de ser el Secretario General de su partido. Joaquín Almunia se ha desmarcado públicamente de la política económica del gobierno español, especialmente en la batalla de ENDESA, cuando el comisario europeo, indignado al parecer por los métodos utilizados, apoyó sin reservas los procedimientos europeos de sanción al gobierno español, por infracción.
Dicen que Zapatero se pone lívido y pierde el "talante" cada vez que alguien menciona en su presencia a Almunia, al que no le perdona que no se le someta como socialista y que funcione por la libre en el gobierno europeo, expresando criterios y realizando políticas que, según el propio Zapatero, a veces le dejan en ridículo.
Los que viven cerca de Zapatero sostienen que el nivel de animadversión del presidente hacia Almunia está alcanzado niveles preocupantes en esta campaña electoral, sobre todo después de saber que la Comisión Europea se dispone a anunciar, en plena campaña electoral española, una drástica rebaja, hasta el 2.6 por ciento, de la irreal y inflada previsión de crecimiento de la economía española en 2008, que el gobierno Zapatero, contra la opinión de las grandes instituciones y expertos, sigue empeñado en fijar en un ilusorio 3 por ciento.
Esas mismas fuentes cercanas al "presi" creen que si Zapatero gana las elecciones maniobrará con fuerza ante el ejecutivo europeo para debilitar y doblegar al insumiso comisario Almunia.
Ya en el pasado mes de diciembre, la presión comunitaria hizo que el gobierno de Zapatero, por boca de Pedro Solbes, aceptara bajar la previsión de crecimiento para 2008 del irrisorio 3.3 por ciento al 3 por ciento.
Zapatero cree que bajar de nuevo la previsión deterioraría sus posiciones electorales, muy frágiles porque se está afianzando en la sociedad española la peligrosa imagen de un Zapatero que no duda en mentir y en engañar para conservar el poder.
Las nuevas previsiones oficiales de la Comisión Europea serán publicadas dentro de dos semanas, en plena batalla electoral. La nueva bajada, que hasta podría ser superior al señalado 2.6 por ciento si los vientos de la economía mundial siguen soplando en contra, demuestra dos cosas: la primera que el gobierno español tiende a ocultar la verdad ante sus ciudadanos y la segunda es que la desaceleración no va a ser tan "suave" como asegura el Ejecutivo de Zapatero.
Pero los problemas entre Almunia y ZP son más profundos y graves que esta última escaramuza de cifras, afectando a los derroteros que, bajo el comando de Zapatero, está tomando el PSOE. Almunia cuestiona en sus círculos próximos de amistad los métodos de gobierno de Zapatero y no acepta consignas ni órdenes del presidente español, a pesar de ser el Secretario General de su partido. Joaquín Almunia se ha desmarcado públicamente de la política económica del gobierno español, especialmente en la batalla de ENDESA, cuando el comisario europeo, indignado al parecer por los métodos utilizados, apoyó sin reservas los procedimientos europeos de sanción al gobierno español, por infracción.