Comunicación y Medios

La agonía de la publicidad pone a los medios contra las cuerdas





Viñeta de http://canalsu.blogspot.com/
Los medios de comunicación españoles están en crisis porque la publicidad, su principal fuente de financiación, está reduciendo su factura a gran velocidad. Las primeras reacciones están siendo ahorrar gastos, reducir plantilla y ajustar tiradas. La publicidad es, junto con los bancos y las empresas constructoras y promotoras inmobiliarias, una de las grandes víctimas de la actual crisis económica que sacude al mundo desarrollado. El gran riesgo para el ciudadano y para las libertades es que esos medios, para sobrevivir, se vendan todavía más a los grandes poderes, sobre todo al político, al que nunca le falta el dinero porque los obtiene sin misericordia de los impuestos.

La publicidad está agonizando porque ya era poco efectiva antes de la crisis. Ahora, ante la irrupción de la crisis económica más preocupante desde 1930, las empresas, muchas de las cuales mantenían su presupuesto publicitarios para ganarse el favor de los medios, están retirando ya sus anuncios, lo que coloca contra las cuerdas a los medios de comunicación, a las agencias de publicidad y a las poderosas centrales de compras.

De alguna manera, las empresas han aprovechado la oportunidad para retirarse a tiempo de una actividad ruinosa y ya desfasada. Hay tantos mensajes publicitarios que, para defenderse de la agresión, los receptores han generado defensas. La publicidad ha perdido casi toda la credibilidad y hay quien defiente la tesis de que, ante la inflación de impactos y de mensajes, es ya contraproducente. En Estados Unidos han comprobado que el público rechaza la publicidad que se inserta en las interrupciones de las películas y de los grandes espectáculos deportivos. En cualquier caso, el abuso de los mensajes los ha hecho prácticamente inservibles.

Mientras que las agencias y los estudios creativos buscan desesperadamente nuevas vías para la publicidad que sean admisibles y creíbles por los ciudadanos, las empresas miran con especial interés a la "Publicity" como sustituta de la vieja publicidad.

La Publicity es el arte de convertir a los productos y actividades empresariales en noticias interesantes que son publicadas en los medios. En la práctica, es un recurso que permite a las empresas obtener un espacio gratuito en los medios de comunicación a través de una noticia, para persuadir al público, posicionando sus servicios y productos. Mientras que la "publicity" tiene credibilidad y consigue el interés del receptor, la publicidad es únicamente "anuncios pagados", sin valor alguno en unos contenidos que sólo se resaltan porque proporcionan dinero a los medios.

Los ciudadanos están saturados y sólo prestan atención a lo que es realmente interesante. La publicidad está en caída libre y, en muchos casos, genera un rechazo que perjudica al anunciante.

Gran parte de culpa en la muerte de la publicidad la tienen los medios, en especial la telvisión, que ha abusado de los anuncios sin otro fin que atiborrarse de dinero, aburriendo a los televidentes e interrumpiendo imprudentemente espectáculos y películas de gran interés. Ese abuso de la publicidad ha propiciado el "zapping", primer mecanismo de defensa del ciudadano ante el acoso de la publicidad.

Los medios de comunicación tendrán que replantearse sus estrategias y buscar nuevas vías de financiación. También tendrán que contemplar con más respeto al la audiencia, a la que han aburrido y hostigado con una publicidad desenfrenada.

El gran riesgo para la democracia y la libertad es que el poder político, siempre ávido de imagen y de acaparar espacios mediáticos, "compre" todavía más a los medios en crisis para incrementar su poder, lo que significa menos vigilancia al poder, más dominio sobre el ciudadano y más imperio del engaño y de la mentira.

Sin embargo, los expertos creen que también en ese ámbito se están produciendo reacciones ciudadanas de saturación y rechazo porque la gente está cansada de ver a los políticos convertidos en estrellas de la televisión, sin merecerlo y sin que ese protagonismo corresponda a sus escasos méritos como gestores y constructores de una sociedad mejor.


   
Sábado, 20 de Septiembre 2008
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