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La Iglesia española decide 'resistir' frente a Zapatero





La elección del cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, como presidente de la Conferencia Episcopal Española, en sustitución del obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, refleja la voluntad mayoritaria de la jerarquía católica de resistir y plantar cara al ataque del gobierno que preside Zapatero, que repetiría mandato, según las encuestas.

Con Rouco como líder, la Iglesia Española opta por la línea dura y la resistencia activa frente al laicismo radical de Zapatero, lo que augura una etapa de enfrentamientos y de polémicas entre la religión mayoritaria de los españoles y un gobierno que, aunque lo oculte bajo el talante, practica el intervencionismo, el control y la dominación de la sociedad, comportamientos más cercanos al ya anacrónico socialismo real que al socialismo democrático avanzado.

Rouco Varela, que ya fue presidente de los obispos en el periodo 1999-2005, obtuvo en la votación definitiva 39 votos, frente a los 37 de Ricardo Blázquez. El cardenal de Madrid presidirá la jerarquía católica hasta el año 2011.

Las votaciones, muy reñidas, revelan la existencia de dos bloques entre los obispos: los partidarios de un presidente líder que mantenga una postura de fuerza ante el «laicismo radical» de Zapatero y los que apuestan por una presidencia colegiada y dialogante con el Gobierno. Los primeros han votado a Rouco y han ganado, mientras los segundos votaron a Blázquez y perdieron.

El grupo de Rouco opina que el acoso del gobierno socialista a la Iglesia Católica irá a más si, como parece, los socialistas repiten mandato, porque el objetivo es doblegar la resistencia de la Iglesia, única institución con poder real e influencia que se mantiene al margen del dominio y el control del poder polñitico, que ya ha conseguido doblegar a otros poderes claves de la sociedad, como el empresarial, el financiero, el mediático, el sindical y otros.

Las tesis de Rouco y de su equipo abogan por una resistencia activa frente a la dominación que, ocurra lo que ocurra, siempre beneficiará a una Iglesia que, a lo largo de la Historia, ha demostrado que se crece y se fortalece bajo la persecución y el enfrentamiento con los poderes abusivos, mientras que se relaja y debilita cuando se somete a los poderosos. Esa resistencia implica la defensa activa, desde la Iglesia, de los valores, las libertades y los derechos ciudadanos frente al gobierno.

   
Martes, 4 de Marzo 2008
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