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La España podrida de Pedro Sánchez necesita un urgente rescate moral



A pesar de que una condena por violar la Constitución es de lo más grave que le puede ocurrir a un gobierno en democracia, la reciente doble condena del Tribulan Constitucional español al gobierno de Pedro Sánchez por haber decretado estados de alarma inconstitucionales va a quedar sin efectos visibles.

El gobierno, sin ética ni decencia, gobernando de manera pésima y dañando seriamente a España, ha aprendido a resistir y a soportar todo lo que sea necesario para mantenerse en el poder, que es lo único que le interesa.

El de Sánchez es el gobierno español que más ha violado la Constitución desde 1978.
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La España podrida que gobierna Pedro Sánchez necesita un urgente rescate moral
Decretar estados de alarmas ilegales durante casi seis meses representa un paréntesis de ilegalidad enorme, en el que, si se interpretara la ley con rigor, deberían anularse todas las leyes, medidas, cobros, multas y realizaciones emanadas del gobierno en ese periodo.

El efecto más lógico y natural de esa condena, si España fuera un país democrático, sería la desautorización del gobierno, su pérdida de legitimidad y una catástrofe política y moral que implicaría la dimisión inmediata y la convocatoria de elecciones anticipadas.

Pero Sánchez es un caradura ajeno a la democracia y a la decencia que seguirá adelante, como si no hubiera ocurrido nada, mientras el sistema español, sin instituciones defensivas, es incapaz de obligarle a salir del gobierno, como sería justo y necesario.

La enmienda del Tribunal Constitucional, no va tener efectos prácticos, porque muchos organismos, en España, son pura retórica inútil.

Si las instituciones no son operativas en la defensa de España, debería ser la sociedad la que actuara, pero la pasividad y el pasotismo también la inutilizan y convierten a España en tierra de impunidad para todo dirigente inmoral, indecente y transgresor de la legalidad.

Con los jóvenes y sus votos comprados a base de alcohol y el bono cultural, con los medios de comunicación sometidos a cambio de dinero público y sin poseer la decencia y la moral exigibles para dirigir una nación democrática, el gobierno de Sánchez es prácticamente impune y se siente blindado para realizar todo tipo de abusos y arbitrariedades, sin tener que pagar por ello ante la Justicia, ni en las urnas.

Las políticas familiares están a la baja, los sindicatos están comprados, los medios de comunicación neutralizados o sometidos, las colas del hambre son cada vez más numerosas, el tejidos industrial es cada vez más ineficiente, el sector privado, que es el que levanta el país, está destrozado por la burocracia, los impuestos y el intervencionismo estatal, que es abrumador en España. Los agricultores se sienten abandonados a sus suerte, los partidos políticos son cada día más mafiosos y están más invadidos por mediocres enchufados, el Estado no para de crecer y ya es insostenible, los impuestos son brutales, abusivos y muchas veces confiscatorios, la deuda pública es un drama y los españoles decentes y cumplidores se sienten abandonados por el poder.

La España de Sánchez, internacionalmente desprestigiada y tras haber perdido la amistad y la confianza de sus socios y aliados en el mundo, necesita ya más un rescate moral que económico, a pesar de que su economía está al borde de la quiebra.

La gran defensa de Sánchez es que enfrente, como gran partido de la derecha, tiene al PP, otro desastre falto de moral y decencia, que acaba de ser nuevamente condenado por la Justicia por sus fechorías de corrupción.

Infectada gravemente por la izquierda y la derecha, España es lo más parecido a un cadáver.

Es probable que Sánchez y su época pasen a la Historia como el mayor y más destructivo drama desde Fernando VII.

Francisco Rubiales

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Viernes, 29 de Octubre 2021
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