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La España de Sánchez se suma a la Leyenda Negra y se excusa ante México por la conquista



El sanchismo corrupto se suma a los países enemigos de España, aquellos que la acusan de ser violenta y cruel en la conquista de América.

El ministro Albares, de Asuntos Exteriores, ha pedido una especie de perdón light a México por los hechos ocurridos durante la conquista, todo un giro en la política española, que siempre defendió que la crueldad fue la mínima y que la conquista fue una obra de gran mérito por las universidades creadas, el respeto a la vida de los indígenas y las leyes avanzadas que los protegías de los abusos.

Millones de españoles y miles de intelectuales e historiadores se sienten indignados por el paso dado por el sanchismo, que de nuevo antepone la mentira y sus propios intereses a los de España, a la verdad y a la justicia.
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Hernán Cortes y Moztezuma (Tenochtitlan 1519)
El ministro español de Exteriores, Albares, ha reconocido el “dolor e injusticia” causados por España a los “pueblos originarios” en México. “Es parte de nuestra historia compartida y no podemos negarla ni olvidarla”, dice el ministro de Exteriores sobre los errores de la experiencia colonial.

Es lo más parecido a pedir perdón y representa una adhesión inexplicable de la envilecida España de Pedro Sánchez a la Leyenda Negra antiespañola, forjada por Ingleses, franceses, holandeses e italianos, según la cual España colonizó América con crueldad, abuso y multitud de crímenes.

La presidenta mexicana Sheinbaum, socialista, pide a sus súbditos que odien a la España que les libró de la raza y cultura más cruel y podrida de la Humanidad, la de los aztecas, que masacraba a sus vecinos y se los comía. Tenían que darnos las gracias por dignificarlos.

El México que exige a España que se arrodille es un narco estado injusto, en manos del delito y dirigido por bandas criminales. Mientras Sheinbaum exige pedir perdón a España por la conquista de unas tierras primitivas hace 500 años, es incapaz de garantizar la vida y la decencia de los mexicanos. El pasado sábado, los cárteles de la droga asesinaron a un alcalde honrado en el México corrupto y podrido.

Sólo por haber sustituido los dioses asesinos de los aztecas, que exigían sacrificios humanos, por el Dios cristiano del amor, España merece el reconocimiento y el respeto de los mexicanos, no el odio de sus líderes socialistas.

Es curioso e inexplicable que España se adhiera a la Leyenda Negra justo cuando esa versión de la conquista está siendo rechazada por miles de intelectuales en España y América, que en lugar de resaltar las guerras y conquistas destacan la labor civilizadora, la construcción de universidades y la civilización de los pueblos atrasados y hasta caníbales que habitaban en continente descubierto por Cristóbal Colón.

México lleva tiempo exigiendo a España que pida perdón por los teóricos crímenes cometidos y ha magnificado el Imperio Azteca, a pesar de que ese pueblo alcanzó los más terribles niveles de crueldad y bajeza, asesinando en masa, esclavizando a tribus enteras y comiéndose a sus enemigos.

La actual presidenta de México, izquierdista como su predecesor López Obrador, ha reiterado con mayor énfasis la petición de disculpa a España por los abusos teóricos cometidos durante la conquista. Muchos intelectuales e historiadores españoles están indignados por el paso dado por el gobierno de Pedro Sánchez, todo un cambio de rumbo sorprendente, parecido al que dio cuando apoyó la soberanía marroquí del antiguo Sahara Español y traicionó al pueblo saharaui.

El discurso del ministro español ha generado un intenso debate en España y América Latina. Albares reconoció el “dolor e injusticia” causados a los “pueblos originarios” durante la colonización, afirmando que “es parte de nuestra historia compartida y no podemos negarla ni olvidarla”. Aunque evitó explícitamente una disculpa formal —como la exigida por el gobierno mexicano desde 2019—, sus palabras han sido interpretadas por muchos como un giro retórico que se alinea con la narrativa indigenista promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y ahora reforzada por la presidenta Claudia Sheinbaum.

¿Es esto una adhesión a la Leyenda Negra? No exactamente, pero sí otro uso selectivo y mentiroso de la memoria histórica.

La tesis contraria a la Leyenda Negra —término acuñado por Julián Juderías en 1914— no niega que hubiera abusos, excesos ni violencia en la conquista (los hubo, como en cualquier imperio de la época: azteca, inca, otomano, inglés o francés). Lo que rechaza es la demonización sistemática y descontextualizada de España como única potencia cruel, ignorando la legislación protectora más avanzada de su tiempo (Leyes de Indias, 1542; debates de Valladolid, 1550), la fundación de 23 universidades en América antes de que existiera una sola en EE.UU, la evangelización masiva y la creación de un sistema de misiones que preservó lenguas y culturas.

“Primero el Sáhara, ahora la conquista. El PSOE liquida la memoria de España para ganar aplausos de la izquierda global”, denuncia Elvira Ramírez, de la Real Academia de la Historia.

Historiadores como María Elvira Roca Barea (Imperiofobia y Leyenda Negra) realizan un enorme esfuerzo por establecer la verdad histórica y resaltan como argumentos definitivos la eficaz civilización y culturización realizada allí por España y la existencia de saludables poblaciones indígenas en los países colonizados por España, mientras que en los colonizados por Ingleses, franceses y holandeses los pobladores nativos fueron exterminados.

Es probable que la indigna declaración del ministro Albares haya sido diseñada en la Moncloa para desviar la atención de los españoles de los terribles casos de corrupción que afectan al PSOE, a Pedro Sánchez y a su entorno familiar.

La Leyenda Negra es la propaganda sistemática de potencias rivales (Inglaterra, Francia, Países Bajos) que exageraron la violencia española para justificar sus propios saqueos. Albares ha prestado oxígeno a esa caricatura.

El ministro no mencionó logros españoles (siglos XVI-XVIII) como la fundación de 23 universidades en América antes de 1776 (ninguna en EE.UU.), las avanzadas Leyes de Indias (1542), que contenían las primeras normas antiesclavistas del mundo, prohibiendo la esclavitud de los indígenas, el mestizaje biológico y cultural que preservó a los indígenas frente al apartheid y otras muchas conquistas civilizadoras y avances hacia el verdadero progreso.

El gobierno mexicano —primero AMLO, ahora Sheinbaum— han convertido al Imperio Azteca en símbolo de resistencia, pero omite su brutalidad sistémica: sacrificios humanos masivos: 20.000–80.000 al año según arqueología, esclavitud y tributos, 11 millones de personas sometidas por 300.000 mexicas, combates rituales para capturar víctimas vivas y canibalismo ritual.

La reacciones ante la baja cobardía e injusta concesión a México no se han hecho esperar: Cientos de intelectuales claman contra esas declaraciones, Feijóo dice que “Sánchez vende la historia de España por un puñado de contratos” y Abascal habla de “Traición a 500 años de civilización compartida”. Intelectuales latinoamericanos: Mario Vargas Llosa: “La conquista fue violenta, pero también la mayor revolución cultural de la historia”. Álvaro Vargas Llosa: “México pide perdón por lo que nunca hizo: abolir el canibalismo”.

España no debe pedir perdón por civilizar un continente, sino recordar con orgullo que abolió antes que nadie la esclavitud indígena, creó el primer sistema educativo masivo de América y generó identidades mestizas que hoy son orgullo nacional (México, Perú, Colombia...).

La tesis del sanchismo es imbécil y ridícula. Si fuera la correcta, ¿No debería el gobierno italiano pedirnos perdón por la ocupación romana? ¿Y Alemania por la invasión de los suevos, vándalos y alanos? ¿Y Suecia por la invasión de los godos? ¿Y los países árabes por su invasión? ¿Y Francia por la ocupación napoleónica?

Francisco Rubiales


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Lunes, 3 de Noviembre 2025
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