Información y Opinión

La España de 'Los Miami'





En la España actual, cada día más inmoral e insegura, son muchos los que son asesinados por sicarios contratados o reciben palizas por bandas pagadas por terceros. Las amenazas de Ana García Obregón y la conversación grabada recientemente entre la presidenta del Tribunal Constitucional y una amiga condenada por mandar asesinar a su marido ha situado en las portadas de la actualidad esta tenebrosa lacra de la España actual, cada día más parecida a México o Colombia.

"Los Miami" son una banda de matones y asesinos, tal vez la más famosa, aunque no la más peligrosa de Madrid. Se dedican a pegar palizas, a acosar, a extorsionar y a asesinar por cuenta de sus clientes. Son sicarios sin escrúpulos bien conocidos en las altas esferas de la sociedad española. Desde hace décadas siguen activos. La policía no ha podido con ellos.

En tiempos de Franco, los Miami no habrían tenido oportunidad alguna. En menos de un mes habrían sido desarticulados sin contemplaciones por una policía que no se andaba con chiquitas cuando se enfrentaba a asesinos. Los ciudadanos, entonces, podían dormir con las puertas de sus casas abiertas.

La falsa democracia que nos gobierna ha conseguido algunos avances en España, pero también derrotas dramáticas. La principal de todas es que España ya no es un buen lugar para vivir. Los ladrones, asesinos, secuestradores, proxenetas y vendedores de drogas tienen aquí su paraiso. La España de la democracia, poblada de bandas y de delincuentes, tiene sus cárceles atiborradas y nadie duerme ya en su hogar sin la protección de puertas blindadas, mientras que pasear por muchas calles y barrios resulta casi un suicidio.

Los políticos españoles, culpables del enorme deterioro de la convivencia y de la seguridad, son insensibles al drama. Se han convertido en nuevos ricos y son la nueva "casta" privilegiada que vive al margen del submundo que avanza y domina las ciudades españolas. Ellos viven rodeados de escoltas y viajan en coches blindados, pagados siempre con dinero público, y ni siquiera conocen los dramas de seguridad y las amenazas que padecen los ciudadanos comunes.

Es la España indecente de la falsa democracia, donde cada logro alcanzado ha quedado neutralizado por una siniestra lista de déficits rotundos: déficit de democracia real, de seguridad, de justicia, de igualdad, de calidad en los servicios públicos, de ética, de confianza, de esperanza... Es cierto que en España puedes hablar lo que quieras, pero a muchos el miedo ya no les deja abrir la boca.


   
Jueves, 5 de Junio 2008
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