Información y Opinión

La Comunidad Iberoamericana de Naciones entra en crisis





Los incidentes y enfrentamientos ocurridos en la cumbre iberoamericana de Chile han abierto una crisis compleja en la Comunidad Iberoamericana de Naciones, que pone en peligro la continuidad de ese foro y obliga a una revisión profunda de las relaciones de España con los países amigos latinoamericanos.

Toda América Latina participa ahora en un intenso debate sobre las relaciones mutuas dentro del foro, el papel de España en el continente, el papel del rey y el futuro de la Comunidad Iberoamericana de Naciones.

A la sombra de ese debate se despliegan y afloran otras polémicas, contradiciones y pugnas, sobre todo el enfrentamiento entre pro y anti norteamericanos, o las luchas por la hegemonía que protagonizan los socialdemocratas y los populistas rojos, o la batalla que libran una democracia desprestigiada por la corrupción y el fracaso y el populismo gorilero, inclinado hacia posiciones totalitarias y defensor de que lo importante es el fin y no los medios.

Un periódico tan poco sospechoso de ser pro-gorilero como "El Mercurio" de Santiago de Chile publica un amplio análisis de lo ocurrido en la cumbre en el que España, el Rey y Zapatero no salen precisamente bien parados.

Lo único que parece evidente es que las posiciones españolas en Latinoamérica no son demasiado sólidas y que los amigos teóricos de Zapatero más bien parecen adversarios furibundos y cargados de resentimiento hacia España y a todo lo que huela a español, una realidad que debe resultar frustrante para el actual gobierno español, que ha mimado y priorizado sus relaciones con los paises latinoamericanos, especialmente con aquellos integrados en el "gorileo" antidemocrático, como Cuba, Nicaragua, Venezuela y otros.

Ante la diplomacia española, curtida en fracasos y derrotas, se ha abierto todo un nuevo desafío: encontrar solución a las grietas que se han abierto en la comunidad de naciones más próxima a España y a su cultura, donde de deben compaginar la amistad con los gobernantes, los intereses de España, la defensa del Rey, que es y será duramente atacado, y los de las numerosas empresas españolas que han invertido en aquellos países.

Todo un reto para una diplomacia que, a juzgar por sus frutos, es escuálida, torpe y reflejo de la pérdida de posiciones y de peso internacional que ha experimentado España desde que ZP ganó las elecciones de 2004.


   
Miércoles, 14 de Noviembre 2007
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