Colaboraciones

LOS ACUERDOS DE LOS PODEROSOS





De vez en cuando, los poderosos se ponen de acuerdo para asegurar el poder y disminuir la libertad de los otros. Dicen que los poderosos los crea el dinero, la política y los grupos sociales. Hay muchos ejemplos que nos sorprenden a todos, pero nadie se atreve a cuestionarlos. Uno de los más importantes se produjo cuando se llevó a cabo la fundación de la ONU en 1945. El Consejo estaba conformado por 15 miembros, 5 permanentes y 10 temporales. Los permanentes son Estados Unidos, la República Francesa, el Reino Unido, la República Popular China y Rusia. Los cinco miembros corresponden a las cuatro potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, más China. Son irreemplazables y tienen derecho a vetar cualquier decisión del Consejo, aunque todos los demás estén en contra.

Otro de los grandes acuerdos entre los poderosos se hizo en 1963. Fue el Tratado de no proliferación de armas nucleares. La prohibición de armas nucleares obligaba a todos, pero los que ya las tenían no se dieron por aludidos y consideraban que eso obligaba a los que no las tenían. Por tanto, no se consideraban obligados al desarme nuclear por ahora. Los 155 Estados miembros establecen misiones que buscan nuevas metas y reafirman compromisos, pero países como Irán o Corea del Norte no aceptan el tratado mientras ellos no posean las armas nucleares. Acaba de morir el tercer ministro de los Kim en Corea del Norte. El pueblo lo llora como hace siempre con los dictadores. Y esperan que llegue otro de la familia que les asegure las cadenas. Ahora ya no sabrían volar solos.

El tercer acuerdo de los poderosos ha sido la Conferencia de Durban (Sudáfrica). El último intento lo han hecho en el año corriente de 2011. La conferencia se enfrascó en tensas negociaciones para luchar contra el cambio climático, idea lanzada por Europa, Sudáfrica y Brasil. Pero Estados Unidos, China, la India y otras naciones en desarrollo -que son las más contaminantes- no lo aceptan. El fracaso depende de ellos, mientras el mundo continúa su marcha imparable. La ONU fracasa continuamente en sus nobles objetivos, porque los grandes Estados no aceptan que los demás puedan tener los mismos poderes que ellos tienen.

Eso no es nuevo, pues ya lo dijo Séneca en el siglo I d.C.: “Saldré de la vida protestando que amé la buena conciencia y las buenas ocupaciones, y que no disminuí la libertad de nadie y ninguno disminuyó la mía.” Schopenhauer afirmó que “la salud, la juventud y la libertad son los tres bienes humanos por excelencia. Pero la salud muchos no la tienen; la juventud pasa como la verdura del verano y la libertad es de los poderosos. Si no somos capaces de defenderla, nuestra pobreza es infinita.” En la segunda década del año 2000, nadie se da por aludido, pero todo el mundo sabe quiénes son los que realmente pueden destruir la única casa que tenemos por ahora, el planeta Tierra. El grupo de los poderosos lo forman ocho países, pero otros muchos quisieran pertenecer, incluida España. A Pedro se lo dijeron bien claro: “Guarda esa espada, Pedro. El que a hierro mata…”

JUAN LEIVA


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Sábado, 24 de Diciembre 2011
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