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LA VIOLENCIA ES ALGO IRRACIONAL





Para curar una enfermedad, es preciso conocer su etiología. La violencia, contraria a la razón, actuación descomunal, generalizada con fines proselitistas y políticos, requiere, para ser extirpada, la búsqueda y conocimiento de sus causas.

En su Baviera natal, S. S. Benedicto XVI, hablando en la Universidad de Ratisbona, de la que fue catedrático, condenó la "irracionalidad" de "la difusión de la fe mediante la violencia", como ocurre en la 'yijad' (guerra santa) del Islam.

Este concepto del discurso del Papa, que ha suscitado una gran controversia en el mundo musulmán, procede de un diálogo entre el emperador bizantino Manuel II Paleólogo (1350-1425) y un persa, recogido por el teólogo alemán de origen libanés Theodore Khoury en la obra 'Conversaciones con un musulmán, Séptimo coloquio', publicada en los años 60. Los fragmentos más controvertidos de la palabra papal son:

(...)

"En el séptimo coloquio editado por el profesor Khoury, el emperador toca el tema de la 'yihad' (...): 'Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba'. El emperador explica así minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo irracional. La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma. 'Dios no goza con la sangre; … llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas... '"

(...)

"Mi intención no es el reduccionismo o la crítica negativa, sino ampliar nuestro concepto de razón y su aplicación (...) Sólo lo lograremos si la razón y la fe avanzan juntas de un modo nuevo (...) Sólo así podemos lograr ese diálogo genuino de culturas y religiones que necesitamos con urgencia hoy. (...) Por el diálogo de las culturas invitamos a nuestros interlocutores a encontrar este gran 'logos', esta amplitud de la razón".


Angela Merkel, canciller alemana, tras las reacciones airadas y la oleada de críticas provenientes de los ámbitos musulmanes, ha aclarado que la intención del Pontífice era "llamar al diálogo entre religiones" y a "la renuncia a toda forma de violencia". Añadía que “lo que Benedicto XVI enfatizó fue una renuncia decisiva a todas las formas de violencia en nombre de la religión".

Jeques y autoridades musulmanes del mundo han manifestado que las palabras de Joseph Ratzinger, “cargadas de rencor", demuestran "ignorancia sobre el Islam", con "una visión parcial y llena de prejuicios" y son "inexactas"... Y ya han puesto las masas vociferantes e incendiarias en la calle, para mostrar sumisas una indignación trasmitida por consignas. Rápidamente, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, afirmó que Benedicto XVI rechaza las motivaciones religiosas de la violencia, respeta el Islam y busca el diálogo con las otras religiones y culturas.

Pero esto ¿es posible? ¡Que son inexactitudes, rencores, prejuicios e "ignorancia sobre el Islam"! ¿Qué tienen en la cabeza? El fanatismo obnubila la mente. Con ofensas al Papa, a J. Ratzinger uno de los filósofos y teólogos más relevantes de este tiempo, quieren ocultar la verdad y tergiversar la realidad. O más aún, desconocen su propio Libro. Tomen el Corán lean sus azoras y versículos y comprobarán, cómo invita y ordena la violencia contra la mujer, el hombre y las naciones: “Los hombres tienen preeminencia sobre la mujeres” 2, 228; “a las desobedientes, amonestadlas, confinadlas, golpeadlas” 4, 38/34; “La menstruación es un mal” 2, 222; “Se os prescribe el combate, aunque os sea odioso” 2, 212/216; “combatid a quienes os combaten, pero, no seáis los agresores” 2,186/190; “Matadlos donde los encontréis” 2, 187/191; “es el talión: Atacad, como os ataquen” 2, 190/194; y así 4, 76; 9, 36; 9,41-52;47, 37; 47, 40; 48,25, etc. Tal vez, nieguen que el terrorismo de Arafat fuera violencia; que los misiles y cohetes Katiuska de Hezbollah, que las armas de Hamás y de la Yihah Islámica o las inmolaciones suicidadas no son violentas y agresoras.

No se puede doblegar al realidad y la verdad. La verdad, el amor más grande que es dar la vida por los demás, se predica en el Evangelio de Jesucristo: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado” (Jn 15, 12).



Camilo Valverde Mudarra

Catedrático de Lengua y Literatura Españolas

Franky  
Domingo, 17 de Septiembre 2006
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