Colaboraciones

LA HUELGA HUELGA





Ayer el PNV, cogiendo al morlaco por las astas, se dejó de equidistancias, medias tintas y zarandajas y puso los puntos sobre las íes, quiero decir, toda la carne en el asador.

De manera inusual, mediante la lectura de un comunicado, sin espacio ni tiempo para las preguntas de rigor, el portavoz nacionalista Íñigo Urkullu pasó a dar lectura del texto, redactado por la Ejecutiva del PNV, en el que se criticaba a la dirección de la ilegalizada Batasuna, especialmente a su su dirigente Arnaldo Otegi, por ser éste el inconcuso promotor de la huelga general convocada para el próximo jueves.

El PNV censuró a la izquierda abertzale la utilización, en su propio beneficio o provecho, de las muertes de Igor Angulo y Roberto Sáinz en las prisiones respectivas de Cuenca y Aranjuez y el dolor de los deudos y amigos de los dos finados, con el propósito torticero de echar más leña al fuego, de “generar más confrontación social”.

El PNV comprendía y compartía el dolor de quienes habían perdido a sus seres queridos, pero no podían quedar de brazos cruzados ni consentir la irresponsabilidad manifiesta que era atizar aún más la lumbre sin ninguna necesidad.

El PNV hizo pleno, o sea, acertó de lleno en el blanco o centro de la diana al invitar a la izquierda abertzale a que tomara de una vez la decisión coherente, congruente y consecuente de hacer política en serio, sin necesitar de la tutela de ETA.

Abundo, apoyo y secundo, de cabo a rabo, la tesis peneuvista. La huelga huelga, porque no va a solucionar nada. Al contrario, va a incrementar más todavía los índices de crispación, enfrentamiento y tensión existentes, opuestos al clima que se precisa para que no se aborte la esperanza.


Ángel Sáez García


Franky  
Martes, 7 de Marzo 2006
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