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Javier Arenas no cree que la democracia española esté tan mal





Javier Arenas no cree que la democracia española esté tan mal y tan necesitada de regeneración como se está diciendo y, para demostrarlo, citó un par de datos: los actos políticos se llenan y la participación electoral de los españoles es más alta que en otras democracias de Europa.

Dijo también que las listas abiertas ya funcionan en el Senado y resaltó que su programa incorpora algunas medidas de regeneración, entre ellas la de limitar los mandatos del presidente de la Junta a ocho años y el de prohibir que las elecciones andaluzas se celebren junto con las generales, como siempre hace el socialista Manuel Chaves. Sin embargo, nada dijo del poco respeto de los partidos a la independencia judicial ni del nulo control ciudadano del poder político, temas sobre los que también fue interrogado por un ciudadano.

Ante más de un centenar de personas, en su mayoría empresarios, correligionarios y periodistas, Javier Arenas intervino hoy, jueves 31 de enero, en "Los desayunos del Correo", organizados por el "Correo de Andalucía", diario decano de la prensa de Sevilla, para explicar su programa electoral como candidato del Partido Popular a la presidencia de la Junta de Andalucía.

Muchos ciudadanos lamentamos que ni el Partido Popular ni el Socialista incorporen en sus programas electorales una apuesta resuelta y audaz por la regeneración de la democracia española, que, contrariamente a lo que afirma Arenas, es de las mas degradadas de Europa por padecer una larga lista de carencias y lacras, entre las que destacan la escasez de controles ciudadanos sobre los políticos, la casi nula participación de los ciudadanos en la toma de decisiones, la creciente "profesionalización de los políticos, por el poder desmesurado que han acumulado los partidos políticos, por la aniquilación de la independencia en los poderes básicos del Estado, sobre todo de la Justicia, abiertamente intervenida por los partidos, por la ausencia de listas abiertas que permitan al ciudadano ejercer su derecho constitucional de elegir libremente a sus representantes, por la nula relación entre los representantes elegidos y sus electores representados, por una forma de gobernar que permite a los políticos tomar decisiones al margen de la voluntad popular y por otros muchos rasgos que hacen de la democracia española un sistema que, como demuestran las cifras y sondeos, pierde prestigio ante el ciudadano, se aleja cada día más de la sociedad y aleja también a los votantes de las urnas.


   
Jueves, 31 de Enero 2008
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