Información y Opinión

Islamismo y democracia terapeutica





Los pensadores occidentales llevan tiempo dando vueltas a la cuestión de que exportar la democracia conlleva riesgos, sobre todo el de que un grupo extremista gane las elecciones y, legalmente, imponga su poder totalitario desde el gobierno. Es lo que ha ocurrido recientemente con Hamas, en Palestina.

Pocos cuestionan la idea de que se debe "exportar" la democracia al mundo islámico porque esa democracia es buena para el pueblo, más justa, capaz de ayudar a desarrollar la sociedad y, además, de acabar con el radicalismo violento que culmina siempre en el terrorismo.

Pero hay que aceptar el juego con todas sus consecuencias y admitir que lel extremismo islamista puede ganar unas elecciones y ocupar legalmente un poder sin que se les pueda llamar usurpadores. También hay que correr el riesgo de que, una vez instalados en el poder, los extremistas islámicos se nieguen a devolverlo.

Nadie duda que aplicar al mundo islámico la receta de la democracia es una terapia válida y eficaz, pero hay que arriesgar y respetar las reglas del juego sin hacer como se hizo en el pasado, concretamente en Argelia, donde, con la complicidad de Occidente, no se respetó el resultado de unas elecciones porque vencieron los extremistas islámicos.

Lo que es nuevo en el pensamiento político occidental es una idea que surge, como casi todas, de los pensadores políticos de Estados Unidos, según la cual cuando un movimiento extremista y antidemocrático gana el poder en unas elecciones termina por aceptar las reglas del juego y por hacerse demócrata. Se trata de una curiosa versión "terapeutica" de la democracia, capaz de domesticar a las fieras.

Los think thanks de todo Occidente coinciden en que ya no tiene sentido apoyar a dictadores árabes porque sean prooccidentales o porque se comprometan a respetar la existencia de Israel. Son apuestas equivocadas porque esas dictaduras generan frustración y abonan el crecimiento del terrorismo desesperado.

También coinciden con esa opinión decenas de intelectuales y expertos del mundo árabe, que se muestran ilusionados porque vislumbran que se abre una nueva etapa, más positiva y esperanzadora, en las relaciones entre Occidente y el mundo islámico.

Una de esas expertas es Rima Khalaf, jordana y adjunta al secretario general de la ONU. Ella cree que el espíritu democrático se está abriendo camino en el mundo árabe, incluso en grupos islamistas que se sienten dispuestos a participar en la política electoral y cita el ejemplo de los Hermanos musulmanes de Egipto, en los que observa un "mayor grade de conformidad con la democracia".

Franky  
Viernes, 17 de Febrero 2006
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