Información y Opinión

Inseguridad



España, bajo el actual gobierno socialista, es un país inseguro para sus ciudadanos, para los inmigrtantes, para los empresarios, para los inversionistas extranjeros, para los necesitados de justicia, para los que buscan trabajo y para muchos otros. La inseguridad es la peor plaga de España, por encima de la corrupción y del hundimiento de la economía.
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De todos los males que aquejan a la España devastada por Zapatero, el peor de todos es el de la inseguridad, un drama peor que la corrupción, que la falta de liderazgo y que la misma crisis económica.

La inseguridad es un fantasma que amenaza a todo ciudadano español y que hace estragos de manera especial entre los jóvenes, para los que no hay trabajo ni futuro.

Te levantas por la mañana y te llama tu suegra para decirte que no le han pagado todavía la pensión, y te pregunta si crees que la cobrará. Un amigo, como suele ocurrir casi a diario, te pregunta si crees que él, cuando se jubile, podrá cobrar su pensión. Alguien te comenta que la Junta de Andalucía ya no tiene dinero para pagar a los funcionarios el presente mes de noviembre. Por la tarde, un conocido te llama desesperado y te pregunta si conoces a alguien con poder en la Junta porque le deben dinero desde hace más de un año y no resiste más. Por la noche, en el telediario, te impresiona que un tipo al que su mujer, con la ayuda del juez, había echado de su casa, desesperado, asesinó a su ex y se suicidó.

Cuando intentas cobrar lo que te deben, te das de lleno con el drama de la España insegura y destrozada por la marea inmoral del zapaterismo: "no puedo pagarte porque a mi tampoco me pagan". Dios mío, ¿qué hago?

La gente se mueve insegura y está paralizada por el miedo. Nunca fue tan intensa la ausencia de liderazgo, Los políticos se esconden y no dan la cara. Los gobernantes no saben qué hacer porque no han aprendido a gobernar sin dinero. Ellos, siempre atiborrados de riqueza, se limitaban a repartir dinero y a utilizarlo para someter, doblegar y conducir voluntades.

Un maestro te comenta que ya no se fía de las oposiciones, Una enfermera te dice que están cambiando las puntuaciones y que están colando a gente que tenía menos puntos, "seguramente porque son enchufados socialistas", añade.

Todos conocemos a empresarios angustiados, que no saben a quien reclamar las deudas, a los que amenazan desde la Administración para evitar que acuda a la prensa para contar su historia. Todos conocemos a gente que ha tenido que cerrar su empresa porque el Estado no le paga. El último caso conocido es el de una empresa informática que trabajaba para el Servicio Andaluz de Salud (SAS), que lleva años sin pagarle, cuyo dueño ha decidido cerrar y marcharse a Emiratos Árabes, donde ha abierto una nueva empresa que presta los mismos servicios.

Los amigos que tenemos de la Administración se han quitado de en medio. Sus secretarias los "cubren" y, cuando insistes, te dicen que "no hay dinero ni para pagar las nóminas", como si ese dato justificara o explicara el expolio y el delito que representa un Estado que no paga ni es fiable.

Cuando consigues hablar con un alto cargo, te asombras de su descaro y desfachatez. Suelen hablar de la crisis como si fuera un fenómeno ajeno. Piensan que no tienen culpa alguna de lo que está pasando y cuando les dices que son ellos los que han despilfarrado el dinero público te miran con una mezcla de sorpresa y odio reprimido.

Lo peor de todo es que si te llaman para otorgarte un contrato, tiemblas porque temes que no van a pagarte y que, con suerte, lo harán dentro de dos o tres años. Tiemblas porque no tienen un euro y encima te obligan a fiananciar al mismo Estado que te acribilla a impuestos. ¡Esto es demencial!

Esta es la España de Zapatero, la que no reflejan los medios de comunicación, para los que sigue habiendo dinero porque su complicidad sí es vital para el poder. Es la España real, la España insegura que ha construído una clase política sin valores y sin méritos, despreciada y despreciable, que en lugar de dimitir en masa ha decidido atrincherarse en sus despachos, en espera de que retorne la abundancia para seguir expoliando y oprimiendo a la pobre sociedad española.


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Martes, 2 de Noviembre 2010
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