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Inquietantes semejanzas entre el ascenso de Hitler y el de Pedro Sánchez



Pedro Sánchez, al igual que fue Hitler, es un "espantoso misterio" difícil de explicar porque ni en Alemania ni en España existían precedentes de líderes sin escrúpulos y capaces de todo para lograr el poder y conservarlo a toda costa.

La irrupción de Sánchez en la política española ha causado una conmoción porque el país no estaba acostumbrado a tanta mentira, incumplimiento de promesas, inmoralidad y abuso de poder.

Nadie supo reaccionar cuando Sánchez pactó con golpistas y herederos del crimen etarra, ni cuando sentó al comunismo en el Consejo de Ministros, ni cuando entregó un regalo tras otro a sus socios degenerados catalanes y vascos, a cambio de poder, ni cuando benefició a sus socios y amigos y perjudicó a sus adversarios, ni cuando gobernó para la mitad de los españoles, abandonando al resto.

Ocurrió en España lo mismo que en la Alemania de Hitler: hubo tanta maldad que la gente se bloqueó y no supo reaccionar.
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Como hizo Hitler, Pedro Sánchez engañó a los europeos y a las grandes potencias ocultando su antidemocracia y su capacidad de oprimir y corromper.

Como Hitler, Sánchez utilizó la propaganda y la mentira para engañar, hipnotizar y atraerse a su pueblo.

Con Sánchez se está alcanzando, como se alcanzó con Hitler, la perversión de la autoridad política, que ya no tuvo límites.

Es cierto que la tiranía demencial de Hitler terminó con millones de asesinatos y la destrucción de su país y también es cierto que Pedro Sánchez no ha llegado a eso, pero sólo tratamos de resaltar el paralelismo entre los inicios de sus respectivo mandatos y el siniestro parecido entre sus métodos de pervertir la sociedad y aplastar la voluntad y la justicia.

¿A que se debe la locura de estos monstruos? Nietzsche afirmaba que el hundimiento de la dimensión ética del poder se debía al asesinato de Dios, que empezó a ser acuchillado por muchos pensadores y políticos en el siglo XIX.

Es cierto que ni Hitler ni Sánchez creían en Dios, pero no hay que olvidar que su siembra se produjo en pueblos que fueron también culpables por no rebelarse contra la maldad que les llovía desde los palacios del poder, desde la Cancillería del Reich y la Moncloa.

Ambos, fanfarrones, soberbios y probablemente psicópatas, demostraron que el Estado puede convertirse en el "monstruo frio" capaz de ejercer el poder absoluto.

El camino elegido coincide: la terrible eficacia de la propaganda, la mentira y la prostitución de los medios informativos para domeñar a los ciudadanos y producir indefensión, confusión y pánico.

Los próximos pasos hacia la tiranía que prepara el sanchismo (el asalto a la Justicia que representa la Ley Bolaños y la concesión a Cataluña de la recaudación de impuestos) acercan todavía más el sanchismo al dramático camino del führer alemán.

VOX ha sido el único partido con la lucidez suficiente en España para ver y denunciar el oscuro y peligroso paralelismo entre Sánchez con Hitler y el del ministro Bolaños con Goebbels. Los demás partidos pasarán a la Historia como ciegos y fracasados por colaborar con la mayor maldad política de la Historia moderna de España.

Esta comparación entre monstruos sería injusta si no se reconocieran algunas diferencias favorables a España. Sánchez no ha llegado tan lejos como llegó Hitler en su asalto al poder y el envilecimiento de su pueblo y el pueblo español, sobre todo en sectores como los jueces libres, la Guardia Civil patriótica y cierto periodismo libre, resisten el envilecido embate del sanchismo, que a veces parece imparable y otras veces frenado por la resistencia de los buenos españoles.

Francisco Rubiales

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Lunes, 14 de Julio 2025
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