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Hugo Chávez, un enorme grano en el culo de Washington





Imagen de La Kodorniz
Estados Unidos ha dejado de ver al venezolano Hugo Chávez como un payaso y lo contempla ya como una amenaza. El cambio es evidente en los círculos políticos y pensantes de Washington, donde el “amo” de Venezuela empieza a ser temido por su capacidad de actuar en la misma retaguardia estratégica americana.

Aunque el Pentágono sigue considerándolo un “fantoche”, las demás agencias de seguridad norteamericanas están aprendiendo a respetar al venezolano, sobre todo por dos factores concretos: por su alta capacidad para gastar los dólares que obtiene del petróleo en su cruzada contra Estados Unidos y por su “magistral” manejo mediático, un arma que emplea para socavar el prestigio y la imagen de Estados Unidos en el mundo.

Chávez parece decidido a ser el “padrino” generoso de todos los antiyankis del planeta y es ya el líder de una pandilla integrada por Irán, Cuba, Siria, Sudán, Belarús y otros países, todos ellos (todavía) sin valor para desvelar su odio oculto hacia Washington.

Con la ayuda del boliviano Morales y del iraní Ahmadinejad, Chávez ha conseguido transformar la última Asamblea General de las Naciones Unidas en un foro antiamericano, en el que acaparó el interés de la prensa mundial cuando llamó “Diablo” a Bush, el anfitrión de la ONU y el mandatario más poderoso del planeta.

Su actuación mediática contra Bush ha hecho retroceder la imagen del presidente norteamericano y su defensa ante las cámaras de un libro de Noam Chomsky lo ha transformado en “best seller”.

Los estrategas del imperio, en especial los muchos cabezas de huevo que inundan los despachos del gobierno con informes, están estupefactos y desconcertados ante la osadía del líder venezolano, pero sus análisis están transitando, a velocidad de vértigo, del desprecio al respeto, de considerarlo un payaso a mirarlo como un adversario.

Nadie hasta ahora se había atrevido a llamar “diablo” al presidente de los Estados Unidos en el mismo Nueva York, corazón financiero y escaparate del imperio. Pero, curiosamente, el pueblo norteamericano no se ha sentido ofendido ante ese ataque, sino que ha reaccionado con curiosidad y risa al ver el vídeo y al escuchar aquello de que “ayer estuvo aquí mismo el Diablo” y “todavía huele a azufre”.

Pero más que la demostrada capacidad de Chávez para manejar la propaganda, lo que más temen en Washington es la influencia que ya ejerce con claridad en Latinoamérica, el “patio trasero” de Estados Unidos, donde cuenta cada día con más seguidores, sobre todo en Perú, Ecuador y México.

Para colmo de males, Chávez está ganándose el apoyo de líderes como el español Zapatero y otros de la siempre “díscola” izquierda europea, mientras que parece estar ganando también la carrera para lograr un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el apoyo del mundo islámico, África, Mercosur y los No Alineados.

Imagen cedida por La Kodorniz

Franky  
Martes, 26 de Septiembre 2006
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