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Hipocresía y mentiras en Washington: "la Moncloa bien vale una oración"



El rezo del agnóstico, siempre hipócrita, ha sido el último gran esperpento en la carrera de ZP, toda una negación a sus creencias y principios personales, realizada con luz y taquígrafos en la capital del Imperio. La foto con Obama, a su juicio de gran valor para conservar el poder, "bien vale una oración".
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Los agnósticos no rezan porque no creen en Dios, pero Zapatero sí lo hace. Incluso ha leído un pasaje bíblico. La mayor parte de la gente decente y con principios del mundo sería incapaz de exhibir en público sus contradicciones o de renegar de sus principios ante una audiencia masiva. Sólo un político es capaz de tanta hipocresía y cinismo, sólo un miembro profesional de "la casta" es capaz de un esperpento de tan gran tamaño, con las cámaras como testigos.

El mismo que en España acosa al cristianismo, reconoció ante los poderosos de Washington que "España es cristiana". ¿Cinismo, cobardía o frivolidad? Las tres cosas a la vez.

Leyó los versículos 14 y 15 del capítulo 24 del Deuteronomio para hablar de proletarios y de la explotación del jornalero por parte del patrono. Demagogia barata y trasnochada, cinismo por parte de quien tiene a cinco millones de españoles en el paro. Con rostro compungido, adaptó su discurso a la audiencia conservadora y religiosa, demostrando sus dotes de actor. Allí no conocen con detalle todos sus fracasos y desastres: que en España, acosa a la Iglesia Católica, que está dejando a España sin resuello y arruinada, que ha destrozado la igualdad constitucional situando a Cataluña, su granero de votos, por encima de las demás regiones de España, que su liderazgo es una fábrica de paro y de pobreza que ya ha logrado records sobrecogedores, nada menos que cinco millones de parados y ocho millones de pobres en una España que hasta ahce pocos años era próspera y envidiada por su crecimiento.

Para colmo de cinismo y de mentira, el mismo que está arruinando a España con su política demencial y estúpida, afirmó en Washington, ante los empresarios convocados por la Cámara de Comercio, que su gobierno es "el impulsor de una economía eficiente".

Es tan evidente que Zapatero acudió al desayuno de la oración para hacerse una foto y no para pedir a Dios la ayuda que él y su arruinado pueblo necesitan que el esperpento estaba garantizado. Hasta la bolsa española, que mientras Zapatero leía el Deuteronomio se hundía perdiendo un 6 por ciento, parecía interesada en desmentir sus alardes y falsedades.

Para colmo de males, el emperador Obama, al que Zapatero venera ridículamente como una especie de "salvoconducto político", ni siquiera se reunió con él.

Lo que nadie entiende es cómo sus compañeros de partido, de gobierno y la legión de asesores que cuidan su imagen le permitieron esa exhibición mundial del nivel de hipocresía que puede desplegar alguien sin más principios e ideología que mantenerse en el poder.

La única explicación de la "oración" de Zapatero es la rastrera doctrina de que un profesional del poder debe hacer cualquier cosa a cambio de controlarlo, incluso cerrar los ojos del alma y rezumar hipodresía, como hizo el rey Enrique IV de Francia y III de Navarra, que, para ganar poder, renunció al calvinismo y pronunció aquel histórico "París bien vale una misa" (Paris vaut bien une messe).

Lo que ha dicho Zapatero en Washington es que "La Moncloa bien vale una oración".


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Viernes, 5 de Febrero 2010
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