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Gibraltar, el peñón de los piratas





El Príncipe Eduardo de Inglaterra, hijo pequeño de Isabel II, y su esposa, Sophie Rhys-Jones, finalizan hoy su visita de tres días a Gibraltar. Su estancia en la colonia no es otra cosa que una afrenta a España y un nuevo apoyo británico a la piratería, una sólida tradición de la Corona desde el siglo XVI. Gibraltar es una tierra de piratas, producto de la rapiña bélica del Imperio, cuyos ingresos como colonia se deben a capítulos tan deleznables como el contrabando, el dinero opaco que se refugia en su paraiso fiscal, el narcotráfico y la venta contaminante de gasolinas para barcos en sus aguas aledañas.

Los ingleses han apoyado a la piratería desde que Drake les ayudó a derrotar a España, pero, víctimas de su hipocresía, consideran que los piratas son "corsarios" cuando roban con el permiso de la Corona y "piratas" cuando roban sin el placer de Londres.

Gibraltar es una economía tipicamente pirata, que se nutre de capítulos sucios, pero lo hace con el apoyo de Londres, lo que convierte a la última colonia de Europa, a los ojos de los ciudadanos británicos, en un simpático corsario que debe ser protegido por la Royal Navy.

El problema, para España, es que no puede recuperar ese territorio expoliado por Gran Bretaña no sólo porque es una peñasco defendido por la Royal Navy, sino porque los gubraltareños, con buen criterio, prefieren seguir siendo corsarios bajo la bandera británica que españoles sometidos a un sistema político corrupto, empobrecido y nada atractivo para los que tienen que padecerlo.

No existe un sólo juristas internacional de prestigio que no admita que Gibraltar es una colonia fruto del expolio bélico de una Inglaterra voraz, inmisericorde y cruel, pero tampoco es fácil encontrar a un experto en política o derecho que no admita el derecho de los actuales gibraltareños a elegir no ser "subditos" españoles, algo que para ellos representaría una pérdida de riqueza y privilegios.

Si se les pregunta a los gibraltareños si desean regresar a la soberanía española, dirán que "no" de manera casi unánime, con toda razón y lógica, ya que para ellos es mas rentable y productivo seguir siendo corsarios al servicio de la corona que subditos de una España en declive, infectada de corrupción y poco democrática.

Esa voluntad de los gibraltareños de no ser españoles es lo que resta razón y peso a la reivindicación española e inclina el conflicto siempre a favor de Londres, a pesar de que, jurídicamente, Gibraltar sea una impresentable colonia expoliada a España como botín de guerra, mantenida hasta hoy por los ingleses como un sucio nido de piratería.


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Miércoles, 13 de Junio 2012
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