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Exhumar a Franco, inhumar al "sanchismo"



Parece que es inminente que saquen a Franco de su tumba porque el Tribunal Supremo ha despejado el camino. Sin embargo, para los demócratas españoles es necesaria una reflexión ante ese nuevo error y abuso. No cabe duda que exhumar a Franco es menos importante y rentable para España que inhumar el "sanchismo". Si Franco debe permanecer enterrado, el sanchismo también. Franco es puro pasado y no representa peligro alguno en esta España que no quiere dictaduras y sí democracia auténtica, pero el "sanchismo" merece un entierro por ser la plasmación en la realidad de una terrible retahíla de vicios políticos, entre los que sobresalen decadencia, mentira, corrupción, privilegios insoportables para los políticos, mal gobierno, cobardía, hipocresía, déficit ético, pactos con lo más indeseable de España, migración desordenada y sin controles, desprestigio internacional, delincuencia en las calles, peligro de fractura de España, impuestos abusivos y ruina económica.
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Exhumar a Franco, esa maniobra en la que el gobierno socialista ha concentrado su principal empeño, como si abrir una tumba y mover de sitio una momia carcomida por casi medio siglo fuera el más grave problema de España, es una operación de baja estofa política cuyos únicos objetivos son dividir a los españoles, enfrentarlos y obtener una buena cosecha de votos de los resentidos y amargados.

Franco no era más que un recuerdo para nostálgicos que se apagaba poco a poco, pero la imbecilidad del sanchismo lo ha convertido en una palanca para el odio y la división que por añadidura encumbra al dictador y lo convierte en leyenda.

Sin embargo, inhumar el sanchismo significaría para España regeneración y erradicación de la vieja política, esa llena de miseria que prostituye la democracia, envilece la relación entre españoles, envenena la convivencia, estimula la ruptura de la nación, degrada la justicia y pone en peligro la prosperidad.

El "sanchismo" es una enfermedad degenerativa del socialismo, peor todavía que el "zapaterismo" porque ha infectado a un PSOE debilidado y din defensas democráticas porque ya padeció antes la enfermedad grave del zapaterismo, que postró a España, indignó a los españoles y estuvo a punto de conseguir el fracaso y la ruina de la nación.

El pacto de Pedro Sánchez, para alcanzar el poder, con la España del odio y la parte más envilecida y desleal de la política española, la que agrupa a los proretarras, totalitarios e independentistas, fue una traición tan sucia y deleznable que invalida todo gobierno futuro del sanchismo y lo marca para siempre como error histórico y momento de suprema bajeza en la historia de la España contemporánea. Su empeño en gobernar contra el bien común y la voluntad popular de más de media España, abriendo de par en par las puertas a una inmigración sin filtros ni controles, que llena nuestras calles y plazas de vagos, aspirantes a subvenciones y delincuentes de todo tipo, es otro pecado brutal, casi tan condenable e incomprensible como sus erróneas medidas económicas, marcadas por los impuestos abusivos, el gasto excesivo y el constante incremento del tamaño de un Estado tan preñado de parásitos con carné de partido que ya es insostenible y requiere masas tan enormes de dinero que ponen en peligro las pensiones y la calidad de servicios públicos tan fundamentales como la educación, la salud y la seguridad ciudadana.

Así que, bien pensado y reflexionado, lo que España de verdad necesita no es la exhumación electoralista de Franco, sino el entierro racional y saludable de todo lo que Pedro Sánchez representa de decadencia, injusticia, inmoralidad y avance hacia la degeneración y el fracaso.

Francisco Rubiales

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Martes, 1 de Octubre 2019
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