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Europa tiembla de miedo ante la rebelión de los ciudadanos contra la vieja política



Las elecciones griegas ya están aquí. El domingo próximo todos nos jugamos algo en Grecia. Allí se enfrentan una realidad dura, la de los partidos políticos tradicionales, que han impuesto una política injusta, ajena al ciudadano y corrupta, y la esperanza del cambio, basada en el deseo de que los que han llevado a Grecia hasta la ruina sean expulsados del poder y que se instaure una forma nueva y mas decente de hacer política, con el ciudadano y la ética como protagonistas.
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Europa y tal vez el mundo entero están pendientes de lo que ocurre en Grecia, donde la izquierda "anti-Troika", representada por el partido Syriza, encabeza los sondeos de las elecciones generales del 25 de enero. Todo el sistema financiero y político europeo, sostenido por partidos que se llaman demócratas sin serlo y que gobiernan al margen de los ciudadanos, sienten miedo no tanto de que en Grecia ganen los contrarios al sistema, sino de que el ejemplo griego cunda y la gente descubra y asuma que hay otra forma de gobernar, distinta y mejor.

Los políticos europeas se equivocan una vez mas porque lo que está ocurriendo en Grecia, España y otros países europeos no es tanto el avance de los antisistemas como el fracaso de la forma de hacer política que representan los viejos partidos. Lo que está ocurriendo en Europa es una rebelión de los ciudadanos, en toda regla, contra la indecencia, la antidemocracia y la pérdida de ilusión, una actitud que será la nota dominante del siglo XXI, donde los ciudadanos han decidido recuperar el protagonismo que les corresponde en democracia y que los partidos políticos, ese invento nefasto y dañino para la civilización, les han arrebatado.

Aunque ya queda poco tiempo, todavía es posible detener esa rebelión ciudadana contra los políticos que amenaza con conmocionar Europa. Bastaría con que los viejos partidos se refundaran, abandonaran sus vicios corruptos y depredadores y abrazaran la verdadera democracia, sometiéndose al control de la ética y del ciudadano, que debe ser el verdadero "soberano" del sistema.

En lugar de miedo al cambio deberían promover en sus respectivas sociedades cambios auténticamente democráticos, poniendo las bases de sociedades mas justas y decentes, devolviendo al ciudadano el protagonismo en la política que le han arrebatado y retornando a una forma de gobernar en la que el servicio y el respeto al bien común sean las fuerzas nota dominantes, no la codicia, el privilegio y el abuso de poder, como ocurre en la política que ellos han impuesto.

El equivalente a Syriza en España es "Podemos", un partido que, al igual que el griego, cada día crece mas y encabeza los sondeos de intención de voto. Podemos, si cabe, mete mas miedo que Syriza, entre otras razones porque la política y la economía españolas tienen mucho mas peso e influencia que la griega.

Sin embargo, los casos de Syriza y de Podemos deberían provocar, mas que miedo, una profunda revisión de las prácticas políticas desarrolladas en Europa en los últimos años, cada día mas ajenas a la verdadera democracia, alejadas de los ciudadanos e incapaces de construir una sociedad justa y decente. El avance de la corrupción, la injusticia, el abuso de poder, los privilegios de las clases dominantes, la marginación de los ciudadanos y el divorcio creciente entre políticos y pueblo está creando barreras muy difíciles de superar, del mismo modo que los partidos políticos se están habituando a atravesar la línea roja de la indecencia, anteponiendo muchas veces sus propios intereses al bien común.

En países como Grecia, España, Italia y otros muchos los ciudadanos se sienten estafados por los partidos tradicionales y asqueados de la corrupción y el abuso de poder, lo que les lleva a utilizar el único poder que les han dejado, el de las urnas, para vengarse de los que, según ellos, han pervertido la democracia y traicionado a la ciudadanía. Esa es la verdadera raíz del auge de partidos como Podemos, en España, Syriza, en Grecia, el movimiento "Cinco Estrellas", en Italia, el ultraderechista "Frente Nacional", en Francia y otros muchos que están germinando y creciendo por todos los territorios europeos.

Cuando el FMI y la burocracia europea amenazan a los griegos con represalias y ruina si apoyan a Syriza, se equivocan porque a quienes deberían estigmatizar es a los Rajoy, Hollande y demás políticos tradicionales, culpables por su comportamiento antidemocrático y poco decente, del auge actual de los partidos reivindicativos y contrarios a un sistema que huele mal y causa vergüenza a la ciudadanía.


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Viernes, 23 de Enero 2015
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