Información y Opinión

Europa empieza a defenderse de la invasión islamista



Aunque el gobierno español que preside Zapatero acaba de aprobar la supresión de los crucifijos en las escuelas, demostrando que está entregado a la causa del laicismo y a aplastar las raices cristianas para beneficiar a religiones totalitarias como el Islam, empiezan a percibirse síntomas de dignidad en algunos países de Europa, que se plantean la necesidad de defenderse frente a la invasión del islamismo radical. Suiza ha vetado los minaretes de las mezquitas en referendum y en Italia proponen ahora que la bandera nacional incluya una cruz.

Mientras tanto, otros gobiernos europeos, como el español, al considerar el cristianismo como una fuente de resistencia individual al poder del Estado, retozan en la cobardía y en el entreguismo cultural y político frente al Islam, una política que es antidemocrática por ser ampliamente rechazada por la ciudadanía.
---



El partido italiano Liga Norte ha propuesto la inclusión de la cruz cristiana en la bandera nacional italiana, según ha planteado el viceministro de Transportes italiano, Roberto Castelli, al comentar el rechazo de Suiza a la construcción de minaretes en las mezquitas de este país.

Creo que la Liga Norte podría y debería pedir la inclusión de la cruz en la bandera italiana en el próximo diseño de ley de reforma de la Constitución”, asegura Castelli, que, como otros miembros de su partido, aplaude el resultado del referéndum suizo contra los minaretes.

La propuesta de la Liga Norte, según las primeras encuestas, tiene un amplísimo respaldo popular, lo que evidencia que algunos pueblos de Europa, entre ellos Italia, cuna del Estado de Derecho y de la cultura Occidental Cristiana, empiezan a reaccionar y a defenderse frente a la invasión de los musulmanes, muchos de cuyos miembros llegan a Europa como inmigrantes sin intención alguna de integrarse y, lo que es peor, con ánimo de conquista y dominio.

Los brotes defensivos de Suiza e Italia conectan con sentimientos crecientes de la población autóctona de muchos países europeos, consciente de que muchos nusulmanes llegan a Europa con ánimo de conquistarla y de que dentro de dos décadas, los musulmanes constituirán mayorías con el poder suficiente para nombrar gobiernos. Ante esa reflexión, algunos gobiernos cobardes y entreguistas imponen su criterio de falsa tolerancia frente a las agresiones islamistas. En algunos de esos países, algunos partidos sensibles plantean ya claramente de la necesidad de "expulsar" a los musulmanes que practiquen la delincuencia, que sean hostiles y que se nieguen a integrarse.

La cobardía de algunos´gobiernos europeos es de tal calado que ni siquiera se atreven a plantear la doctrina de la "reciprocidad", que ha presidido las relaciones entre países y pueblos durante siglos. Con sólo aplicar la doctrina de la reciprocidad, Europa quedaría instantáneamente defendida de los abusos y agresiones de la cultura islámica. En la mayoría de los países musulmanes se prohibe la construcción de iglesias cristianas, el matrimonio entre cristiano y musulmán y la simple práctica de otra religión que no sea la de Mahoma, mientras que en Europa, los musulmanes, arrogantes, exigen financiación pública para sus mezquitas, el derecho a llevar el velo islámico en las escuelas públicas y multitud de derechos que en sus países totalitarios e origen niegan a los cristianos.

En algunos de los países radicales del Islam, practicar la religión cristiana es castigado con la muerte.

Algunos gobiernos europeos, como el español que preside Zapatero, exhiben un incomprensible posicionamiento de apoyo al Islam y de desprecio al cristianismo, una actitud despótica y antidemocrática no sólo porque no es compartida por los ciudadanos gobernados, sino porque representa en el fondo una agresión gubernamental al espíritu libre del cristianismo y a la cristiana primacía de los derechos individuales de los hijos de Dios frente al poder del Estado.

Sin embargo, la sociedad civil resiste y mantiene el aprecio de sus raices, creencias y valores. Si el gobierno de Zapatero se atreviera a convocar un referendum sobre cualquiera de las medidas que está tomando de espaldas a la mayoría ciudadana, como la reforma de la ley del aborto, la erradicación del crucifijo o, incluso, la subida generalizada de impuestos, los perdería por mayorías aplastantes. Por eso no los convoca y legisla de manera despótica, aunque dentro de la legalidad.


- -
Jueves, 3 de Diciembre 2009
Artículo leído 4599 veces

También en esta sección: