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Estatuto: paradoja y contradición con la ideología y con la democracia





Con el Estatuto catalán prácticamente acordado, Zapatero se ha hecho con un sitio en la Historia de España, pero puede que no sea un sitio envidiable. Si el Estatuto consagra, como parece evidente, sus contenidos insolidarios y autoritarios, es probable que sus rasgos históricos dominantes pasen a ser los de líder de las paradojas y campeón de las mayores contradicciones que se recuerdan de un gobernante con la ideología de su partido (socialista) y con la misma democracia.

Su sitio en la Historia lo ha conseguido no sólo por haber derrochado esfuerzos institucionales y públicos en favor de un Estatuto que no era, ni mucho menos, la aspiración prioritaria de su pueblo, sino únicamente el sueño de sus políticos, que es otra cosa bien distinta, sino porque ha traicionado cada una de las cuatro letras que definen a su partido, el PSOE.

La "P" de "Partido" porque la obligación de un partido político democrático es representar y convertir en realidad, utilizando el poder político, la voluntad general y la opinión mayoritaria de los ciudadanos, no la propia, ni la de sus colegas políticos, como ha hecho Zapatero.

La "S" de Socialista porque, a pesar del hundimiento de las ideologías, a la izquierda le quedaba todavía, como distintivo honroso, el rasgo de la solidaridad, pulverizada por un Estatuto que convierte a Cataluña en " Primus inter pares ", en la comunidad privilegiada de España, que renuncia (con el apoyo del líder socialista, que es lo grave) a repartir y compartir, en plano de igualdad, su riqueza y su pobreza con las restantes comunidades de la nación.

La "O" de Obrero porque el Estatuto es un canto e las élites, una concesión a los poderosos y un desprecio a los débiles. La "O" representaba en el PSOE una vinculación con los menos favorecidos, traicionada por un Estatuto que otorga privilegios a los más ricos de España, privilegios y primacias que, como dicta la lógica, se construirán a costa de la renuncia y la privación de los más pobres y débiles.

La "E" de español es, probablemente, la que sale peor parada en el Estatuto, que, aunque no rompe formalmentre la unidad de España, que, formalmente, se mantiene, ha roto otras cosas más importantes, sobre todo los lazos afectivos que unían a los ciudadanos y la armonía que había consagrado la constitución de 1978, a la que Zapatero, quizás sin querer, ha colocado en situación de crisis.

La gran paradoja de Zapatero es que., representando a un partido de izquierda, ha realizado una apuesta por la insolidaridad y la desigualdad tan rotunda que ningún partido de derecha se hubiera atrevido a realizar. Cataluña, con sus privilegios e inversiones garantizadas, acordes con su riqueza, es un bofetada, creada por Zapatero y su acólitos, a valores como la igualdad y la fraternidad, dos principios básicos de la democracia moderna.

Pero nada de lo dicho hasta ahora es tan grave como lo que el Estatuto nos depara en el futuro. Al instaurar la diferencia, la desigualdad y el privilegio en el Estado español, Zapatero ha abierto la caja de Pandora que nunca debe destaparse. Saber eso es la primera obligación de un gobernante democrático.

Zapatero la ha abierto al instaurar la desigualdad y al romper los vínculos afectivos que unian a los ciudadanos y a los pueblos de Espñaña, lazos mucho más importantes que la Constitución, que el Parlamento y hasta que la Democracia. Cuando en una familia se establecen diferencias y privilegios, la familia se rompe. El Estatuto lleva consigo el germen de la ruptura de la nación española, porque marca diferencias y establece privilegios inaceptables para la gente libre y decente de este país.

Con una oposición que, sin duda, alimentará la hoguera, será difícil evitar que Cataluña sea considerada por las regiones pobres de España como un grano, que cunda el ejemplo catalán en otras autonomías, que se dispare ese incipiente boicot a los productos catalanes que los españoles lanzaron, precisamente para impedir el Estatuto, que se agrande la fosa que nos separa a unos de otros, despejándose así a ruta de la secesión y la independencia, que son los sueños dorados de esos nacionalistas que, mano a mano con Zapatero, han sido los artífices del Estatuto.

El PSOE, que es un partido cargado de historia y compacto donde los haya, podrá cerrar filas en torno al Estatuto y retroalimentar su conciencia en la fuerza gregaria del grupo, pero no podrá evitar las pesadillas nocturnas, cuando la conciencia siempre aflora, que recrearán la imagen nítida de la traición a la ideología solidaria y la ruptura provocada de los lazos afectivos, que eran el "cemento" del país y los que hacían de España una nación.

Pero quizás la pesadilla mas terrible de los dirigentes, militantes y votantes socialistas, en esas noches que les esperan de enfrentamiento con la verdad, sea que el gran esfuerzo realizado, el daño causado al país y la traición a los grandes principios de la solidaridad, la igualdad y la fraternidad (afectividad) se hayan hecho para beneficiar y premiar a unos nacionalistas catalanes que no creen en España y que previamente han confesado en público su intención de dinamitar el Estado Español.




Franky  
Miércoles, 25 de Enero 2006
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