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España ya no es "una, grande y libre", pero debería volver a serlo



España llegó a ser, en tiempos de Franco, "una, grande y libre". No teníamos libertades políticas, pero tampoco procesos independentistas internos que amenazan con rompernos como nación. Llegamos a ser la novena potencia industrial del mundo y éramos capaces de tener voluntad y criterios propios, que eran respetados en el mundo. Hasta conseguimos desobedecer el boicot que Estados Unidos impuso a Cuba. Sin países que nos dominaran y tutelaran, con una economía que admiraba al mundo por su crecimiento constante y sin deuda externa, aquella España era más sólida, libre, unida y solvente que la actual.
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La España actual, llena de problemas y carencias, necesita mirar a su pasado para encontrar allí las fuerzas que le faltan
Aquella vieja España era "Una, grande y libre". Aquel fue un magnífico eslogan y un objetivo que dignificaba a España. Hoy podría seguir siendo nuestro eslogan porque lo necesitamos más que nunca en una España desmembrada, que carece de ilusiones y metas colectivas y que ya no es ni una, ni grande ni libre y que, mal gobernada por una democracia falsa, está en peligro de desintegración, sometida a tutelas y dominios exteriores vergonzantes, integrada en una Europa que es cada día más un club de sometidos al servicio de Alemania y Francia, con menos soberanía que en el pasado, endeudada hasta el tuétano y con escaso prestigio y peso en el concierto mundial.

España no es UNA porque está despedazada como sociedad y muchos pugnan también por romperla como nación, con Vascos y catalanes al frente de la demolición. Ha destrozado la unidad en la vida real y los españoles hasta tienen problemas para ser atendidos en hospitales de otras comunidades. La educación es un caos donde cada reyezuelo regional impone los textos y contenidos que deben estudiar los niños y jóvenes.

No es GRANDE porque no ha parado de retroceder en muchos aspectos, desde la muerte del dictador. Al morir Franco España era la novena potencia industrial del mundo y el país menos endeudado de Europa, además de protagonista del llamado “milagro español”, un espectacular crecimiento económico anual que causaba admiración y envidia. Hoy España es un país casi en quiebra, endeudado, tutelado desde el extranjero, con escaso prestigio y peso internacional y con una economía demasiado basada en el turismo y la agricultura.

Tampoco España es LIBRE porque su pérdida de independencia y peso en el mundo han sido brutales. Dependamos de los anglosajones, sobre todo de Estados Unidos e Inglaterra, dos viejos enemigos que ni siquiera sienten respeto por nosotros. Dependemos también de la Unión Europea, donde estamos integrados como miembros de escaso peso específico, y dependemos sobre todo del poderoso eje Franco Alemán, que nos impone sus criterios con una facilidad insultante.

España consiguió grandes cosas en el pasado y llegó a ser el imperio mayor del planeta y el país que más territorios ha gobernado, cuyo idioma es hoy el segundo más hablado y el que mas crece. Los españoles, asqueados del liderazgo político que padecen y espantados ante su presente problemático y frente a un futuro amenazante, se han convertido en el pueblo que más mira hacia el pasado en toda Europa.

La mayoría de los países del mundo miran hacia el futuro con esperanza de crecer y prosperar, pero España se ha convertido en un país que, por tener un futuro lleno de amenazas, minado por la corrupción, dividido, enfrentado y sin confianza en sus dirigentes, necesita mirar constantemente al pasado para encontrar allí la fuerza, la inspiración y los valores que necesita para mantenerse en pie y que no posee en el presente: unidad, grandeza, ilusiones, fuerza, valor, decencia y respeto.

Francisco Rubiales

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Domingo, 27 de Octubre 2019
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