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España: las nuevas elecciones serán las de la decepción y el cabreo



Los españoles, cada vez que huelen a crisis, buscan el centro y recurren a la moderación. Ese comportamiento, muchas veces repetido a lo largo de la Historia, condenará a los que se han comportado como extremistas ambiciosos en el largo periodo de negociaciones, después de las elecciones generales del 20 de diciembre. Si los españoles se refugian en el centro político, como ha ocurrido otras veces, entonces los vencedores en la próxima cita electoral serían el PP y Ciudadanos y los castigados serán el PSOE y, sobre todo, Podemos, el partido que ha demostrado un extremismo más agudo.
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Si España, ante la incapacidad de sus políticos, tuviera que repetir las elecciones y abrir de nuevo las urnas en el mes de junio, esa será la cita electoral mas crispadas desde la muerte de Franco, en la que los partidos van a descubrir, con la mayor crudeza, unos resultados marcados por la decepción y el cabreo ciudadano.

Se equivocan los que creen que las próximas elecciones van a arrojar un resultado parecido al que produjeron las elecciones del 20 de diciembre. Los españoles han tomado buena nota del comportamiento de los partidos en este largo y vergonzoso periodo de negociaciones y obrarán en consecuencia cuando se abran las urnas, castigando a los ambiciosos y premiando a los que buscaron acuerdos y antepusieron la concordia, la moderación y la capacidad de negociar a la arrogancia, la ambición y el egoísmo.

Según esta tesis, el PP, por su arrogancia y por la desesperante inoperancia e indolencia de la Rajoy, debería ser castigado en las urnas, pero el rechazo al extremismo y a la ambición están siendo muy fuertes en la sociedad española y las encuestas detectan que el PP crecería, gracias a su imagen de partido moderado.

En todas las encuestas aparecen PP y Ciudadanos creciendo, el PSOE estancado o en ligero retroceso y Podemos perdiendo representantes.

Grandes capas de la población, ante el espectáculo ofrecido por los partidos en la etapa de las negociaciones, van a cambiar su voto o, decepcionados, van a refugiarse en la abstención o el voto en blanco, sobre todo muchos votantes que creyeron en la frescura y el carácter democrático de Podemos, un partido que se ha radicalizado y transformado, a velocidad de vértigo, en centralista y autoritario, suprimiendo sus rasgos transversales y todos sus lazos con el movimiento popular del 15 M.


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Martes, 22 de Marzo 2016
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