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España: la vida empieza a derrotar a la muerte





Tras haber sido el paraiso del aborto en Europa y de haber batido record mundiales tan sucios como el de haber practicado más de un millón de abortos en los últimos años, muchos de ellos a fetos de más de siete meses, verdaderos asesinatos de seres humanos ya formados, en España empiezan a cambiar las cosas y los defensores de la vida hacen retroceder a los que enorbolan la bandera de la muerte.

Las corrientes antiabortistas que crecen desde hace una década en todas las democracias avanzadas del mundo se hacen por fin presentes en España, donde hasta hace poco los abortistas eran invencibles y condenar el aborto significaba ser acosado por la cultura "progre" dominante como un proscrito reaccionario y fascista.

Horrorizados por los abusos cometidos en clínicas abortistas que burlaron la ley durante años y convencidos ya de que abortar masivamente representa no sólo un delito contra la vida sino también una sentencia de muerte para las sociedades que, al no tener hijos, no se regeneran salvo importando inmigrantes de otras culturas y religiones, una política que muchas veces pone en peligro la convivencia y la identidad de los pueblos, los defensores de la vida se abren camino en todo Occidente, apoyados de manera creciente por pensadores y líderes de opinión.

El caso de Estados Unidos es especialmente elocuente, entre otras razones porque ese país suele marcar las tendencias y pautas mundiales y abrir los caminos que, posteriormente, las otras sociedades recorren.

En 1992, al lobby por abortista era tan fuerte en USA que el Partido Demócrata no permitió hablar al entonces gobernador de Pensylvanya, Bob Casey, en la convención que lanzó la candidatura de Bill Clinton, precisamente porque el gobernador, católico, era contrario al aborto. Hoy, los antiabortistas son ya mayoría entre los senadores demócratas, que conquistaron la hegemonía frente a los republicanos en las elecciones de 2006. El "leader" demócrata en el Senado es Harry Reid, antiabortista y mormón.

El "lobby" antiabortista del Partido Demócrata se llama “Democrats for Life of America” y nació en 1999 con el objetivo de cambiar la posición de la izquierda americana sobre la cuestión del aborto. En las décadas de los ochenta y noventa, los antiabortistas norteamericanos fueron barridos y silenciados por la corriente "progre", que impuso su criterio y propició la hecotombe. Incluso en el año 2003, a los antiabortistas del Partido Demócrata se les prohibió tener un "link" en la página web oficial del partido.

Hoy, más del 50 por ciento de la izquierda de Estados Unidos opina en los sondeos que "el aborto destruye una vida humana y es un homicidio". Los defensores de la vida han incorporado a sus filas a multitud de famosos y de iconos de la izquierda americana, como Eunice Kennedy Shriver, hermana de los asesinados John y Bob Kennedy, a la nieta del también asesinado Martin Luther King, Alveda King, antigua abortista convertida a la defensa de la vida, el actor Martin Sheen y a otros muchos.

Las corrientes defensoras de la vida crecen en muchos paises avanzados de Occidente, incluyendo a Inglaterra, Alemania y Francia. Sólo Italia y, sobre todo, España, que en los primeros años del gobierno Zapatero vivió un estrafalario rebrote de la cultura de la muerte, impulsada por la progresia trasnochada gubernamental, se resistían y se resisten a las nuevas corrientes pro vida.

Esas corrientes en avance no quieren suprimir el aborto, como dicen falsamente sus adversarios, sino regularlo por ley, al mismo tiempo que se estimula el valor de los hijos para la familia y la cultura. Los defensores de la vida en Estados Unidos han redactado un documento hermoso y práctico, una propuesta de ley, ya presentada al Senado, titulada “Pregnant Women Support Act”, que contiene 17 maneras diferentes de reducir el número de abortos, además de describir políticas sociales novedosas que reducen el deseo de abortar.

La sociedad española, horrorizada por hechos como el que una reciente ley del gobierno Zapatero califique a los fetos abortados como "residuos sanitarios", lo que permite tirarlos a la basura, evitando a las clínicas abortivas el "costoso" trámite de enterrarlos o incinerarlos, e indignada ante los abusos cometidos en las clinicas abortistas de Barcelona, donde se practicaban abortos de siete meses y más y los fetos eran industrialmente triturados, está dando un estimulante y prometedor giro hacia la vida al que los políticos, si no son demasiado idiotas, tendrán que sumarse.



   
Miércoles, 30 de Enero 2008
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