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España: la sequía pone en evidencia la imprevisión de los gobiernos





Con los pantanos casi secos en la mitad sur, menos del 40 por ciento de reservas disponibles, los planes de ragadíos en ruína y el fantasma del racionamiento amenazando a dos tercios de la población española, la sequía ha sorprendido a España desprevenida y ha puesto en evidencia la falta de previsión y de eficiencia de los dos últimos gobiernos, sobre todo el del PP que presidió José María Aznar, que tuvo ocho años para actuar contra ese mal endémico y no hizo nada.

El propio director general del Agua del Ministerio de Medio Ambiente, Jaime Palov, ha reconocido la imprevisión gubernamental y afirma que el desafío es ahora gestionar la sequía y tomar medidas para que la próxima no sorprenda al país con la guardia baja.

Los expertos no entienden cómo ha podido pruducirse esa indiferencia gubernamental ante la amenaza de la sequía, un fenómeno que en su anterior aparición, en la década de los noventa, fue tan grave que colocó contra las cuerdas al último gobierno de la etapa de Felipe Gonzalez, que hasta contempló la posibilidad de evacuar ciudades despues de agotar los panatanos, los acuíferos y hasta los cauces de los ríos.

Tras la victoria de José María Aznar comenzó a llover a cántaros y se llenaron los pantanos y acuíferos, pero el gobierno se olvidó del problema y no tomó medida alguna para evitar en el futuro una amenaza que hoy golpea de nuevo a España y cuyos daños pueden llegar a ser catastróficos para un país cuyo mayor ingreso es el turismo y que está obligado a suministrar agua no sólo a sus 40 millones de habitantes, sino también a otros 50 millones de visitantes extranjeros, la mayoría de ellos presentes en suelo español durante el seco y térrido verano.

Toda esa ineficacia tuvo lugar a pesar de la lluvia de informes de expertos que advirtieron que España es uno de los países que sufrirá con más rigor el cambio climático y que vivirá sequías más intensas que nunca, mientras sus temperaturas medias se elevarían a lo largo del siglo XXI poco más de dos grados.

Si no llueve de manera abundante en los próximos ocho meses, España agotará sus reservas, tendrá una cosecha ruinosa y no podrá atender el verano próximo las necesidades de agua de su población, y menos todavía podrá suministrar a los turistas agua para que se aseen en los hoteles y apartamentos de sus costas.



Franky  
Martes, 4 de Octubre 2005
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