Hace casi tres semanas que tuvimos las segundas elecciones y los cuatro líderes políticos más destacados de España siguen empeñados en impedir que se forme gobierno, exhibiendo los mismos comportamientos miserables y vetos indecentes, negarndose a cumplir el mandato de los ciudadanos, que les han "ordenado" ponerse de acuerdo y pactar para dotar al país de un buen y eficaz liderazgo.
Lo que están realizando Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera es una danza siniestra de miserables, una orgia de mediocres, egoístas y antidemocratas que mantienen las mismas posturas y vetos que desplegaron después de las elecciones de diciembre y que nos condujeron a los segundos comicios del 26 de junio, un comportamiento irresponsable y rastrero que empuja un poco más a España hacia su hundimiento y fracaso.
El socialista Sanchez, rebosante de mediocridad y miseria, se atreve ya a hablar de unas posibles terceras elecciones, despreciando así, con una arrogancia sucia y bajuna, la voluntad popular, que en democracia debería ser sagrada, pero que en esta España manejada por mediocres y tunantes, es despreciada e ignorada. Rajoy sigue sin exponer su programa, sin saber seducir o cautivar a nadie, indolente y esperando a ser investido sin exhibir ni una sola gota de liderazgo. Rivera profundiza su confusión inmensa, que ya amenaza a su prometedor partido con la desaparición, sin que nadie sepa con quién está, que piensa o si apoya o veta a Rajoy. Iglesias, por su parte, camina de error en error, cavando con manos hábiles la fosa de un partido, Podemos, que ahora estaría gobernando de no haber sido conducido por sus torpes líderes hacia la amenaza de lo irracional, lo absurdo y lo totalitario.
España, sin gobierno, sin la seguridad jurídica y estabilidad que exigen los inversores y sin el liderazgo al que tienen derecho los ciudadanos, pone en peligro su crecimiento y futuro económico por culpa de políticos que merecen un castigo colectivo de la ciudadanía y el desprecio de la comunidad internacional.
Toda la culpa del bloqueo español, todo un drama y una exhibición maloliente de bajeza, la tienen los cuatro mediocres líderes políticos, sus partidos, que han dejado de ser factores de democracia para ejercer como promotores de la miseria y la degradación, y una ciudadanía tan cobarde y con tan poca dignidad que ni siquiera es capaz de castigar a los políticos que ponen en peligro el país y de sacudirse un liderazgo que humilla y degrada a los ciudadanos.
Al contemplar el panorama y al centrar la mirada en los políticos y sus partidos, uno comprende que catalanes, vascos, valencianos, navarros, baleares, gallegos y otros quieran irse de esta España mal gobernada y dominada por pobres diablos sin valores, preparación o méritos para tocar siquiera el timón de la patria común. Y también entiende que nuestro país sea campeón mundial en casi todas las miserias y suciedades, desde el despilfarro al enchufe político, desde el endeudamiento masivo a la corrupción, sin olvidar la injusticia, las drogas, la delincuencia, la trata de blancas, el blanqueo de dinero sucio, el fracaso de la educación, el abuso de poder, el desempleo y otras muchas lacras.
Francisco Rubiales
Lo que están realizando Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera es una danza siniestra de miserables, una orgia de mediocres, egoístas y antidemocratas que mantienen las mismas posturas y vetos que desplegaron después de las elecciones de diciembre y que nos condujeron a los segundos comicios del 26 de junio, un comportamiento irresponsable y rastrero que empuja un poco más a España hacia su hundimiento y fracaso.
El socialista Sanchez, rebosante de mediocridad y miseria, se atreve ya a hablar de unas posibles terceras elecciones, despreciando así, con una arrogancia sucia y bajuna, la voluntad popular, que en democracia debería ser sagrada, pero que en esta España manejada por mediocres y tunantes, es despreciada e ignorada. Rajoy sigue sin exponer su programa, sin saber seducir o cautivar a nadie, indolente y esperando a ser investido sin exhibir ni una sola gota de liderazgo. Rivera profundiza su confusión inmensa, que ya amenaza a su prometedor partido con la desaparición, sin que nadie sepa con quién está, que piensa o si apoya o veta a Rajoy. Iglesias, por su parte, camina de error en error, cavando con manos hábiles la fosa de un partido, Podemos, que ahora estaría gobernando de no haber sido conducido por sus torpes líderes hacia la amenaza de lo irracional, lo absurdo y lo totalitario.
España, sin gobierno, sin la seguridad jurídica y estabilidad que exigen los inversores y sin el liderazgo al que tienen derecho los ciudadanos, pone en peligro su crecimiento y futuro económico por culpa de políticos que merecen un castigo colectivo de la ciudadanía y el desprecio de la comunidad internacional.
Toda la culpa del bloqueo español, todo un drama y una exhibición maloliente de bajeza, la tienen los cuatro mediocres líderes políticos, sus partidos, que han dejado de ser factores de democracia para ejercer como promotores de la miseria y la degradación, y una ciudadanía tan cobarde y con tan poca dignidad que ni siquiera es capaz de castigar a los políticos que ponen en peligro el país y de sacudirse un liderazgo que humilla y degrada a los ciudadanos.
Al contemplar el panorama y al centrar la mirada en los políticos y sus partidos, uno comprende que catalanes, vascos, valencianos, navarros, baleares, gallegos y otros quieran irse de esta España mal gobernada y dominada por pobres diablos sin valores, preparación o méritos para tocar siquiera el timón de la patria común. Y también entiende que nuestro país sea campeón mundial en casi todas las miserias y suciedades, desde el despilfarro al enchufe político, desde el endeudamiento masivo a la corrupción, sin olvidar la injusticia, las drogas, la delincuencia, la trata de blancas, el blanqueo de dinero sucio, el fracaso de la educación, el abuso de poder, el desempleo y otras muchas lacras.
Francisco Rubiales