Información y Opinión

España hiede y la sociedad no puede digerir tanta basura



"España es el único país del mundo que ama y masajea con entusiasmo a sus verdugos."

Francisco Rubiales
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En las esferas del poder, la podredumbre del país es un hecho asumido y con el que los políticos conviven sin traumas. Todos saben que hay miles de casos de corrupción ocultos, que los políticos han cobrado suplementos en negro desde hace décadas y que la evasión fiscal que hoy se achaca a un alto dirigente de Podemos es moneda común en la clase dirigente española. Todo el mundo sabía que las tarjetas opacas de Bankia existían y quiénes eran sus beneficiarios. Pero, ante tamaña podredumbre y abuso de poder, nadie decía nada por dos razones, o por miedo o porque los que conocían el asunto también se benefician de algún otro privilegio injusto, que les hace ricos y privilegiados.

El escándalo de esas tarjetas opacas que permitían a una serie de elegidos comprar hasta coches de lujo y gastarse a manos llenas y sin control el dinero de los ahorradores, muchos de ellos estafados con las participaciones preferentes y las acciones artificiales de Bankia, además de avergonzar a los ciudadanos y llenar de oprobio a la sucia y maloliente "democracia" española, nos arroja sobre el rostro dos verdades inquietantes y humillantes:

La primera es que esas tarjetas, en un país podrido como España, eran perfectamente legales.

La segunda es que permite la sospecha fundada de que hay cientos o quizás miles de escándalos similares ocultos, que no salen a la luz porque a los poderosos no les interesa.

Sorprende y abochorna que a estas alturas, con la ciudadanía indignada y divorciada de la casta política, mientras el país está arruinado y plagado de desempleados, nuevos pobres y empresas cerradas, sólo cuando toda esa basura ha sido aireada, partidos y sindicatos se rasguen las vestiduras, mientras algunos tribunales empiezan a moverse.

Los políticos, sobre todo los que militan en los grandes partidos que han gobernado España, no se arrepienten ni piden perdón por los enormes estragos causados a España. Siguen despilfarrando, haciendo promesas falsas, endeudándose, permitiendo los desahucios, incluso los demandados por usureros nauseabundos, acosando al ciudadano con impuestos abusivos y gobernando sin rendir cuentas al pueblo y sin respeto alguno a la verdadera democracia. Es como si llevaran la corrupción incrustada en el ADN.

La hipocresía enerva y provoca asco entre los ciudadanos y la gente honrada de este país, que cada día se deja engañar menos y que ya sabe que ese grupo tan podrido y deleznable al que llaman "casta" guarda silencio y solo alza la voz cuando uno de sus privilegios escondidos se convierte en escándalo.

Muchos mitos están cayendo en esta España desesperada. Uno de ellos es que los políticos son servidores públicos; otro es que los partidos políticos son buenos para la sociedad; otro es que España es una democracia y otro es que Hacienda investiga y castiga con igualdad y justicia a los evasores y delincuentes fiscales.

Ninguno de los grandes escándalos recientes que han conmovido España ha sido "levandatado" por Hacienda, sino que han salido a la luz como consecuencia de denuncias ciudadanas o investigaciones periodísticas. Y si en algún momento Hacienda denuncia un abuso, es mas que probable que lo haga por razones políticas, para acosar y hundir a un adversario del poder.

Hay muchos escándalos cuidadosamente escondidos y tapados por la "casta" para que el pueblo no los descubra y adquiera conciencia de que están siendo gobernado por miserables. Pronto surgirán otros y la gente sabrá que los privilegiados recibían prestamos bancarios especiales, sin avales y sin que se tuvieran que devolver, que muchos concursos públicos han sido otorgados a dedo, que oposiciones a funcionarios ha sido falseadas y que se les han entregado las preguntas de los exámenes, por anticipado, a los "elegidos" por el poder, que se cobraron comisiones a cambio de subvenciones, que se ha traficado, desde el poder, con información privilegiada, que se han cerrado pactos inconfesables entre los políticos y los medios de comunicación, que miles de periodistas están siendo chantajeados para que no digan la verdad, que la presencia en las tertulias es una forma disimulada de comprar voluntades, que hay mas suicidios desesperados en España de los que la gente cree, que la democracia en España es una falsedad absoluta porque el sistema no cumple ni una sola de sus reglas básicas, que los jueces están maniatados por los partidos políticos, que la política, en España, es ya una "carrera" y no un servicio, que el uso del dinero de los impuestos no siempre es decente, que el ciudadano, definido por la democracia como el "soberano" del sistema, es en España pura basura expulsada de los procesos de participación y que la corrupción, a pesar de que apeste a kilómetros de distancia, es mucho mas terrible y purulenta de lo que cualquiera de nosotros sospecha.

A los españoles nos queda que digerir toneladas de basura procedente de las cloacas del Estado y de los partidos políticos. El día que se sepa como se saquearon las cajas de ahorro y lo que hicieron al frente de ellas nuestros políticos y sindicalistas, el hedor va a inundar el planisferio entero y los españoles decentes tendrán que encerrarse en sus hogares, abochornados y confundidos ante tanta basura inmunda.

Pero de todos los escándalos de España, el peor de todos es el de su ciudadanía adormecida, acobardada y en parte envilecida. España es el único país del mundo que ama y masajea con entusiasmo a sus verdugos. El bipartidismo, en lugar de ser borrado del mapa por sus fechorías y estragos, solo pierde unos cuantos escaños. Lo realmente dramático es que a pesar de todos los escándalos de corrupción, abuso y desgobierno, gran parte de la población, aborregada y estúpida, seguirá dando su confianza a los partidos de siempre, los que han demostrado hasta la saciedad que merecen ser precintados y prohibidos por corrupción y acumulación de delitos. Vean si no los sondeos.


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Martes, 10 de Febrero 2015
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