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España: Un triste y nocivo gobierno de escaparate



España está en peligro y no está para soportar gobiernos de opereta, como el que preside Sánchez.

Que Pedro Sánchez ha creado un gobierno de escaparate fue una sospecha desde el principio, pero ahora, una vez transcurridos sus primeros meses operativos, es toda una realidad. Es un gobierno con escasa inteligencia, sin méritos suficientes, frívolo, poco operativo, sometido a los caprichos del jefe y lo que es peor, a los deseos de sus aliados, integrado por unos pocos hombres, muchas mujeres, algunos gays y hasta defraudadores y mentirosos que han tenido que ser sustituidos.

Con la perspectiva que proporciona el tiempo, se alcanza la conclusión de que el gobierno de Sánchez está ideado más para resistir e impresionar a los medios de prensa y a los incautos que para gobernar con eficacia y solvencia una nación en auténtico peligro de ser despedazada, precisamente por los que apoyan al gobierno.
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Gays, más mujeres que hombres, un astronauta... puro escaparate para ocultar la sumisión al golpismo y al totalitarismo.
Pocas cosas pueden ser más frívolas e inconsecuentes que designar un gobierno de escaparate, para impresionar y ganar adhesiones y votos de "progres", incautos y periodistas sometidos en un país en crisis y en auténtico peligro de romperse. Si, además, ese gobierno escandaliza por sus defectos congénitos (plagio, curriculos falseados, fraudes fiscales, carreras irregulares, despilfarro, etc) además de frívolo el gobierno-escaparate parece estúpido y contraproducente.

Pues, sin duda, esa frivolidad estúpida y peligrosa es la que ha puesto en marcha el PSOE, tras el triunfo de su extraña moción de censura, gracias a la cual tomó el poder sin votos y con sólo unos pocos diputados, pero con el apoyo de las fuerzas mas sucias y desleales de España: golpistas, amigos de ETA y populistas totalitarios.

A muchos españoles les indigna como demócratas y seres humano, que Sánchez tenga la frívola osadía de someter España a un gobierno de diseño, con más mujeres que hombres, con gays y con profesiones conocidos, un gobierno escaparate creado no para que sirva mejor al país sino para satisfacer a sus socios, ganar votos y conservar el poder que le ha delegado la peor chusma política española.

España no necesita un gobierno con más mujeres que ningún otro, de gays, astronautas y jueces estrella, sino un gobierno de personas preparadas y al servicio de la nación, incapaces de someterse a la humillación de depender, para sobrevivir, de los votos de la parte más deleznable del país, la integrada por desleales, mensajeros del odio, amigos de terroristas, golpistas y totalitarios todos ellos disfrazados de demócratas.

España necesita más que nunca gente de valor y de principios sólidos, capaces de apostar a futuro y de arriesgar cortando las alas a los miserables que pretenden destruir la nación, justo lo contrario de lo que Sánchez y su equipo están haciendo.

Pero, contrariamente a lo esperado, el gobierno-ecaparate no se mantiene al pairo, dejando pasar el tiempo y disfrutando del poder, sino que ha optado por ser hiperactivo y por cambiar todo lo que pueda, aprovechando cada momento en el poder no sólo para contentar a sus miserables patrocinadores, sino también para ganar votos en colectivos sensibles a la política de izquierda.

Así, en pocos meses, el gobierno ha trasladado presos a Cataluña, intentado eliminar la acusación de "rebelión" que pesa sobre los golpistas catalanes, agudizado la ley de Memoria Histórica, realizando esfuerzos para desenterrar a Franco, subido el salario mínimo, disparado el gasto, falseado encuestas, peleado con la Guardia Civil y diversas policías, elaborado unos impuestos que incluyen una pavorosa subida de impuestos y otras muchas medidas, en su mayoría peligrosas para la economía española y con un claro enfoque electoralista.

Los meses de "sanchismo" vividos permiten imaginar como será este gobierno mientras esté vivo y no tenga más remedio que convocar elecciones: sometimiento a las ideas y proyectos de sus socios independentistas, populistas y proterroristas, enfrentamiento teatral con el PP y Ciudadanos, despilfarro y gasto disparado para sufragar medidas electoralistas y una política que castiga a las empresas y a los ciudadanos con impuestos insoportables, mientras intenta seducir a masas de votantes para poder ganar unas elecciones que se le presentan muy complicadas, con victoria casi imposible.

Francisco Rubiales



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Lunes, 29 de Octubre 2018
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