Información y Opinión

España: ¿Necesitamos un nuevo partido o una nueva democracia?



Ahora nace la opción "Basta Ya", convertida en partido político, con Rosa Diez como banderín de enganche. Cuando nació Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, fue acogido en Cataluña como un camino para romper la hegemonía del nacionalismo catalán, pero en España se percibió de un modo más amplio y ambicioso, como un partido de nuevo diseño, alejado de la partitocracia y cercano al ciudadano, realmente interesado en restablecer la democracia que habiamos perdido.



Rosa Diez abandona el PSOE y se convierte en la bandera de la nueva opción política que representa "Basta ya". Ante la irrupción del nuevo partido y la que representó no hace mucho "Ciudadanos", los demócratas españoles se preguntan: ¿Necesitamos nuevos partidos o una nueva democracia?. La tesis de Voto en Blanco ya la conocen: el mayor problema de la democracia es, precisamente, la existencia de unos partidos políticos que, lejos de estimular la participación de los ciudadanos en la política, han degradado el sistema, lo que nos obliga a pensar que lo que España y la sociedad mundial necesitan no son más partidos, sino una profunda regeneración que elimine la actual oligocracia de castas políticas profesionales atrincheradas en el Estado.

Ciudadanos- Partido de la Ciudadanía clausuró a principios de julio su decepcionante segundo congreso, sin afrontar las dos cuestiones capitales, que eran la de crear un partido bisagra entre el PP y el PSOE que evite que ambos grandes partidos se encuentren a merced de los partidos nacionalistas, expertos en chantajes y en dominar la situación con sus pocos votos, y la que, sin duda, era la cuestión principal: construir el primer partido realmente democrático en España, un partido de los ciudadanos, alejado de la partitocracia y gestionado por gente libre, amateur y donde el ciudadano sea el soberano, plantando cara así a la sucia estofa de los políticos profesionalizados españoles, que, para nuestra desgracia, ha conseguido prostituir la democracia y transformarla en una oligocracia de partidos.

Los dirigentes y muchos militantes de Ciutadans, desgraciadamente, se han comportado como auténticos depredadores políticos, tan insaciables de poder como los socialistas, los comunistas, los nacionalistas y los populares, frustrando así la confianza de sus votantes y la esperanza de cientos de miles de españoles que los acogieron con los brazos abiertos, como aire fresco democrático.

Ante el declive de Ciudadanos y su deslizamiento aparente hacia esa lucha por el poder que es el gran vicio irresistible de la partitocracia, muchos observadores y analistas nos preguntamos si lo que España necesita es un nuevo partido o un nuevo sistema que sustituya a la actual democracia profanada.

La aparición de "Basta ya" como nueva opción política reaviva el debate sobre los partidos y su transformación perversa en obstáculos para la regeneración política.

Nuestra tesis, en Voto en Blanco, es que lo que España necesita es una transformación de su actual democracia prostituida en una auténtica democracia de ciudadanos, donde los poderes del Estado y de los partidos políticos estén limitados y bajo control de la ciudadanía para evitar el deslizamiento hacia la partitocracia y la oligocracia de las élites profesionales, en la que ya estamos, por desgracia, inmersos.

No es posible, en nuestra opinión, reformar el sistema desde dentro, creando un nuevo partido y participando en el juego sucio. Las fuerzas corruptoras y negativas que dominan la partitocracia son tan fuertes y castrantes que ningún partido político podría permanecer limpio y sano más de unos meses, dentro de la pocilga.

La única vía para cambiar el sistema y crear una auténtica democracia ciudadana es formar el número suficiente de ciudadanos y recuperar la rebeldía y el espíritu crítico necesarios para que el actual sistema entre en crisis y, bajo la presión y la vigilancia ciudadana, sea regenerado y reconducido hacia la auténtica democracia, donde los poderes básicos del Estado sean independientes, donde los ciudadanos controlen al poder político, donde la Justicia y las leyes sean iguales para todos y donde los partidos políticos y sus políticos profesionales no tengan, como ahora, el espacio libre para practicar la depredación, el dominio, el abuso y el mal gobierno.

   
Miércoles, 5 de Septiembre 2007
Artículo leído 3957 veces

También en esta sección: