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"En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte" (Honorato de Balzac)





La feroz crisis multipolar que padece España tiene algunas facetas positivas: está convenciendo a los españoles de que no tienen una democracia sino una dictadura de partidos; esta abriendo los ojos de los ciudadanos para que vean la baja calidad de muchos de sus dirigentes, ineptos y poco solventes; está generando reacciones positivas en la sociedad, entre individuos libres y conscientes, decididos a luchar contra la corrupción del poder y por la regeneración de la política, la economía y la ética.

Ya lo dijo Honorato de Balzac: "En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte". En España, país donde grandes masas de ciudadanos tienen el corazón podrido por la propaganda política y por la división, fanatismo y odio que se estimula desde los partidos, la crisis está curtiendo a otros muchos ciudadanos y fortaleciendo el deseo de una patria mejor, que recupere el esfuerzo, el servicio y el sentido del bien común, tras erradicar la plaga de sinvergüenzas y parásitos que infectan el Estado.

Con una izquierda que no es demócrata porque nunca abandonó el leninismo y con una derecha que tampoco lo es porque se averguenza del liberalismo, España es un país sin ilusión ni horizonte político, una sociedad enferma de dos tipos de cáncer mortales: el mal gobierno y la desconfianza.

España se hunde cada día más, pero también aumenta a diario el número de ciudadanos conscientes de que están mal gobernados, que sus dirigentes no son de fiar y que es necesario refundar la democracia para hacerla auténtica y dotarla de los imprescindibles controles y cautelas que los políticos han dinamitado.

Conscientes de su pobreza de ideas y de su escasa fe en la democracia, los partidos se han dedicado a fabricar fanáticos y zombies, en lugar de propiciar la ciudadanía. Los políticos, especialmente los mediocres, saben que es más facil gobernar a un rebaño de esclavos engañados y sometidos que a una sociedad de hombres y mujeres libres.

El miedo al ciudadano libre, ese que participa en la política y toma decisiones, el que es incapaz de delegar la voluntad política, algo que es indelegable para un ser humano, es el gran pecado de los políticos españoles y de sus partidos. Porque prefieren una sociedad esclava y narcotizada que una sociedad libre, la enseñanza no tiene calidad en España y desde el poder no se hace nada por combatir nuestros peores males: el fracaso escolar, la droga, el alcohol, la prostitución, la corrupción, la delincuencia y otras lacras que envilecen al hombre y facilitan el dominio de los políticos.

La ciudadanía española es cada día más consciente de que son tan ineptos que es necesario erradicarlos.


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Jueves, 5 de Noviembre 2009
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