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En Andalucía es evidente que el verdadero fascismo no es VOX, sino el comunismo



Los seguidores de Pablo Iglesias, demostrando que son los verdaderos fascistas, se han lanzado a las calles para intimidar a los votantes y miembros de VOX con una violencia peligrosa y antidemocrática. La respuesta al llamamiento irresponsable que hizo Pablo Iglesias en las calles ha sido espeluznante, de una terrorífica violencia larvada y claramente guerracivilista.

Los socialistas y comunistas derrotados en Andalucía, persistiendo en la arrogancia y la ceguera que les ha llevado a la ruina, mienten una vez más, acusan de sus males a la "extrema derecha" y, demostrando también que no son demócratas, proponen construir un muro para asfixiar a VOX. Esos comportamientos del socialismo y del comunismo, recién derrotados en Andalucía, son típicamente tiránicos y demostrativos de que su podredumbre es más profunda de lo que podíamos imaginar.
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El "cinturón sanitario" con el que quieren asfixiar a VOX es toda una vileza antidemocrática, tipica de los tiranos, que se dedican a buscar culpables de sus propias culpas y a desacreditar y aplastar a sus enemigos, olvidando que la única actitud decente y lógica tras una derrota es la reflexión, el análisis y la corrección de los errores.

Acusar a VOX de ser un partido extremista cuando el socialismo español está aliado en el gobierno de la nación con golpistas, partidos que quieren romper España, proetarras y con totalitarios comunistas no sólo es una vileza sino una ofensa a la inteligencia de los españoles, a los que consideran lo bastante estúpidos como para no darse cuenta de que los verdaderos fascistas son ellos, capaces de aliarse con la peor basura si esas alianzas bastardas le permiten gobernar. La sentencia de que "los verdaderos fascistas son los socialistas", repetida en todo el mundo que ha padecido el poder de la izquierda, se está demostrando cierta y palmaria también en España.

Dicen los derrotados y repiten sus periodistas sometidos y comprados que España, que era uno de los pocos países de Europa libres de la extrema derecha, ya no lo es porque los fascistas han entrado con VOX en el Parlamento andaluz.

Pura falsedad porque basta echar un vistazo sencillo a la historia reciente para descubrir que el verdadero fascismo es el que roba el dinero público, el que se lo gasta el prostíbulos y drogas, el que gobierna sin los votos del pueblo, el que se alía con partidos indeseables y contrarios a la Constitución, el que atormenta a los ciudadanos con impuestos brutales, el que ejerce más poder del que es recomendable en democracia, el que persigue y arruina la vida de los que protestan y reclaman justicia, el que desprecia al pueblo con servicios públicos degradados y el que crea redes clientelares para no perder jamás las elecciones, utilizando para ello el dinero de los impuestos.

La nueva derecha, a la que algunos llaman con malicia "extrema derecha", no había aparecido en España con la misma fuerza que en otros países de Europa porque quizás no era necesaria. Pero ahora lo es y ha llegado con fuerza, reclamada por los ciudadanos. El mal gobierno, la corrupción, la invasión sin control de los inmigrantes, el golpe separatista catalán, la injusticia permanente, la aniquilación de las clases medias, los privilegios inmerecidos de los políticos, el divorcio entre los ciudadanos y sus gobernantes y el abuso de poder que los gobiernos practican con las subidas de impuestos y el despilfarro, están catapultando a esa "nueva derecha" que el país necesita para poner un poco de orden en la pocilga.

Si los viejos partidos, tanto de derecha como de izquierda, no estuvieran tan corrompidos, la irrupción de la nueva derecha no sería tan potente y tan bien acogida por los votantes. Es el fracaso de los viejos partidos el que ha traído a Europa lo que ahora, llenos de miedo, llaman la "ultraderecha".

La gran conspiración contra la nueva derecha está impulsada por los que temen perder sus privilegios y creen que el gobierno les pertenece por derecho. Su etiqueta de "extrema derecha" es una indecente patraña utilizada para debilitar a los recién llegados.

Es difícil explicarlo mejor que el lúcido pensador Guillermo Cortazar, cuando dice:

"La ultraderecha europea, ¿es ultraderecha? Tengo unas dudas razonables. El Brexit, las recientes elecciones suecas, los gobiernos de Italia, Austria y Hungría sacan del mapa político a la socialdemocracia y ponen en un brete a los democristianos. Si no hacemos caso a la propaganda de izquierdas, no observo en la llamada ultraderecha un cuestionamiento básico del sistema demoliberal, como en su día lo hicieron y llevaron a cabo el comunismo, el socialismo sovietizante de Largo Caballero, el fascismo y el nazismo. Los nuevos votantes de la llamada ultraderecha, lepenistas incluidos, son nacionalistas, consideran que el estado nación es un ámbito de libertad y seguridad que hay que mantener y defender, creen que las fronteras deben ser seguras, son partidarios de la Unión Europea pero de otra Unión Europea, sus programas económicos son más bien liberales, defienden la familia, la tradición cristiana de Europa y no cuestionan el multipartidismo ni las elecciones".

VOX, representante en España de esa derecha nueva, es un partido odiado por los que llevan demasiado tiempo mandando y disfrutando tanto del poder que han olvidado al pueblo: el PP, el PSOE, Ciudadanos, Podemos y los nacionalistas radicales vascos y catalanes integran esa legión del odio porque los recién llegados ponen en cuestión el corrupto sistema que han impuesto a España, rechazan las autonomías, a las que consideran, con razón, fuente de corrupción, abuso de poder y ruptura de España, consideran insoportable la marginación de los jóvenes, quiere defender las fronteras y las tradiciones europeas frente a una invasión desordenada de emigrantes, reivindican con pasión el amor a la nación y a sus símbolos y apuestan claramente por la regeneración de la vida política, justo lo contrario de lo que desean y construyen los viejos partidos en declive.

Los verdaderamente peligrosos no son VOX y las otras nuevas derechas de Europa, sino los partidos corruptos y ladrones que han enfurecido al pueblo con sus hipocritas mentiras, sus políticas contrarias al bien común, saqueando la sociedad con sus impuestos, agrandando el Estado para colocar a sus amigos y acaparando privilegios que no merecen.

¿Cómo pueden ser peligrosos y anticonstitucionales quienes quieren menos impuestos, más libertades individuales, menos despilfarro, más amor a la patria, mas protección de los débiles, más defensa frente a invasiones descontroladas de inmigrantes, un poder que esté realmente al servicio de los deseos y aspiraciones de los ciudadanos, menos impuestos, menos burocracia, menos políticos, menos abuso de poder, menos televisiones públicas, menos chiringuitos inútiles al servicio de los políticos, prohibición de partidos que odien a España, menos despilfarro, etc, etc.

Pura patraña de perdedores en declive histórico.

Francisco Rubiales

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Jueves, 6 de Diciembre 2018
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