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Elecciones generales 2019: el resultado ha sido lógico



Ocurrió lo lógico: ganó quien tenía que ganar y perdieron los que merecían perder. El pueblo casi siempre es sabio y sus decisiones en democracia, además de inapelables suelen ser justas y razonables. Analizados los resultados en frio, se concluye que cualquier otra victoria habría sido más traumática que la de Sánchez.
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El PP de Casado no merecía ganar porque había renunciado a regenerarse y su victoria habría sido un retorno a la cobardía, la impotencia y la corrupción que marcaron la fea etapa de Rajoy, letal para España y para la derecha.

Ciudadanos era demasiado voluble e inmaduro para liderar la derecha española y presidir un gobierno que no sabría que rumbo tomar y que oscilaría y dudaría mas de lo que es saludable. Los ciudadanos, con sabiduría, han impuesto a Rivera el castigo de forjarse en la oposición, que es el único sitio donde el acero gana dureza y temple.

Podemos es un partido en claro declive y ha perdido 29 escaños, lo que lo convierte en un partido perdedor, en descomposición, con su imagen seriamente dañada por el drama venezolano, un diseño de la economía estremecedor y creador de pobreza y por el totalitarismo comunista que esconde en sus filas.

Lo de VOX no ha sido un castigo sino un regalo del pueblo español y un baño de realidad y prudencia porque sus 24 escaños son una magnífica base para poder forjarse, ganar solidez y avanzar con más garantías en el próximo escalón del poder. Si hubiera conseguido los 80 escaños que algunos soñadores deseábamos, urgidos por la necesidad de revulsivos y cambios drásticos que demanda España, habría sido un desastre lleno de peligro y toda una sentencia de muerte para ese partido, que sufriría, por impotencia, un colapso total de sus funciones vitales. El partido de Abascal no tiene todavía ni la seguridad, ni la solvencia, ni la sabiduría, ni las estructuras necesarias para liderar la derecha y menos para gobernar un país como España, sin ni siquiera disponer de un elenco mínimo de cuadros rodados y expertos en la gestión del poder.

Al final, al único partido que VOX ha derrotado es al PP. Mientras no aprenda a ganar votos en la izquierda, VOX estará seriamente limitado como opción salvadora de España.

Sánchez ha ganado porque es el más listo, el más preparado y el único al que la experiencia y los reveses le han convertido en un dirigente maduro, capaz de dominar sus anteriores ambiciones infantiles y de gobernar España sin excesivos riesgos. Un tipo que ha sido defenestrado por los suyos y que ha sabido rehacerse y ganar unas elecciones es cualquier cosa menos un imbecil.

Casado no tuvo el valor de romper con lo que Rajoy representa para España y el PP, a los que destrozó, y ha tenido que pagar esa cobardía con la derrota. La sombra de Rajoy ha pesado como una losa de plomo sobre las elecciones y ha aplastado al PP y a todo el espacio de la derecha. Los españoles no olvidan que le entregamos una holgada mayoría absoluta, pero Rajoy la desaprovechó y no hizo nada con ella para mejorar a un país necesitado de regeneración y de cerrar las heridas dejadas por Zapatero. Los españoles tampoco le perdonan a Rajoy que haya agotado la caja de las pensiones, que haya logrado una precaria recuperación de la economía endeudando al país de manera temeraria y la forma cobarde y despreciable con que gestionó el drama catalán y la moción de censura de Sánchez, un drama que pudo habernos evitado en lugar de ahogar sus penas en wisky, en un caro restaurante madrileño.

También ha tenido gran influencia en el resultado el vértigo de VOX, que asustado por su propio éxito, pisó el freno y dejó de ser agresivo, prefiriendo demostrar lo que era indemostrable: que era un partido moderado y sin las agresividades propias de las derechas radicales que surgen por todo el mundo.

Pero los dos peores errores del bloque de derecha han sido la fragmentación y la pelea cainita, una política suicida esa de acudir divididos a las urnas cuando la ley electoral castiga en España a los débiles y a los pequeños.

Las derechas han sacado más votos que las izquierdas, pero ha perdido brutalmente el poder. Y la culpa sólo la tienen ellos, en especial Cs y VOX, que han preferido destrozar a la “derechita cobarde” para repartirse sus despojos, antes que arremeter contra el verdadero adversario, que era Pedro Sánchez.

Ahora tienen toda una legislatura para rectificar y aprender, mientras los españoles, por culpa de las frivolidades y errores, tenemos que padecer un gobierno minoritario y cargado de amenazas, que ha cosechado menos votos que su enemigos.

Francisco Rubiales

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Martes, 30 de Abril 2019
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