En vísperas de las cruciales elecciones alemanas, compiten las dos fuerzas que más influyen en un proceso electoral moderno: por un lado, el carisma y la capacidad de fascinar del socialdemócrata Gerard Schröder, y por otro la convicción de que la alternancia es saludable y necesaria en democracia, máximo activo de la democristiana Ángela Merkel.
Las encuestas siguen apostando por Merkel, sólida y convincente, sobre todo después del apoyo masivo del empresariado alemán, temeroso de que la crisis actual se afiance si continua el actual gobierno, muy quemado, pero Schröder, demostrando su fibra y capacidad de convencer, sobre todo en los momentos cruciales, recupera posiciones.
El que ofrecen estos dos candidatos en la recta final de las elecciones es un espectáculo inteligente y enormemente interesante para los observadores políticos y expertos en marketing electoral. El electorado alemán tendrá que elegir entre la fuerza de la alternacia y el cambio, algo cada día más importante en la democracia, por una parte, y la fascinación de un político con carisma, por otra.
Las encuestas siguen apostando por Merkel, sólida y convincente, sobre todo después del apoyo masivo del empresariado alemán, temeroso de que la crisis actual se afiance si continua el actual gobierno, muy quemado, pero Schröder, demostrando su fibra y capacidad de convencer, sobre todo en los momentos cruciales, recupera posiciones.
El que ofrecen estos dos candidatos en la recta final de las elecciones es un espectáculo inteligente y enormemente interesante para los observadores políticos y expertos en marketing electoral. El electorado alemán tendrá que elegir entre la fuerza de la alternacia y el cambio, algo cada día más importante en la democracia, por una parte, y la fascinación de un político con carisma, por otra.