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Elecciones 2008: Zapatero, asustado, saca a sus momias





Mientras Rajoy mantiene a sus momias en el armario, en especial a Aznar y a Fraga, porque sabe que podrían arruinarle el futuro, Zapatero, nervioso porque sus espectativas de victoria abrumadora se esfuman, las ha llamado al escenario, a pesar de los riesgos que entraña en política desenterrar cadáveres. Los sufridos ciudadanos españoles están siendo obligados a contemplar la patética actuación de espectros con rancio olor a pasado como Felipe González y Alfonso Guerra, abotargados, cascarrabias y más parecidos que nunca a sus propias caricaturas.

Nadie sabe si lo hacen por principios o por conservar las ventajas de su proximidad al poder, pero lo cierto es que las viejas momias del PSOE generan tristeza cuando colocan a los demócratas frente a un pasado culpable, que ya parecía lejano y que es portador de recuerdos de corrupción, desempleo, terrorismo de Estado y mucha decadencia económica.

Es posible que Zapatero quiera utilizar la vieja táctica medieval de los guerreros chinos, que colocaban momias sobre las almenas de sus baluartes para aterrorizar al adversario, pero las momias de ZP no hielan la sangre y dan más lástima que miedo. La figura de un Alfonso Guerra, subido casi desde la infancia en coche oficial e inventor de ese desgraciado insulto al adversario que tanta escuela ha creado en la política española, que se declara contrario a la política territorial de Zapatero pero que vota siempre a favor de su partido, defensor de tesis tan terribles como que la disciplina se impone a la conciencia o aquellas de que "los trapos sucios se lavan en casa" y que "en política vale todo", es más patética que sobrecogedora. No menos dramática es la figura de un Felipe González, incapaz de guardar el decoro discreto propio de un ex primer mandatario cuando arremete contra la Iglesia Católica o miente, emulando a su actual secretario general.

La vieja guardia, hábil sólo para el chascarrillo y el insulto al adversario e incapaz ya de emitir mensajes de ilusión y de esperanza, ha tenido que salir al rescate de un Zapatero empantanado cuya insolvencia amenaza la "causa sagrada" del partido que proporciona a todos poder, privilegios, buenos sueldos, coches oficiales y secretarias.


   
Viernes, 22 de Febrero 2008
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