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Elecciones 2008: Las urnas, único Dios de la actual 'democracia' degradada



En tiempos pasados la política fue la mas generosa, noble y prestigiada actividad humana, pero hoy se ha convertido en todo lo contrario. Las urnas, ridículamente convertidas en el corazón de un sistema que ya no merece llamarse democracia. pueden hoy otorgar un poder enorme a gente que ni siquiera ha probado su honradez y su cordura.



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La política actual ha dejado de ser aquel noble y generoso "servicio" valorado por los ciudadanos, que desempeñaban los mejores de la comunidad, para convertirse en una actividad sin prestigio, en un oficio de mediocres con ambición, en una fuente de injustificados privilegios y ventajas y en una dedicación que suele corromper y trastornar.

La mal llamada “democracia” que hoy gobierna a muchos de los pueblos más prósperos y presuntamente civilizados del planeta, tras haber eliminado los controles y las cautelas ideadas para evitar que los corruptos y los malvados pudieran ejercer el poder, ha convertido a la urna en el único Dios del sistema.

Para ser hoy dirigente político en una de nuestras democracias degradadas no hace falta virtud, ni conocimientos, ni títulos académicos, ni educación, sino únicamente el apoyo del partido ganador o, mejor, de la élite de ese partido elevado al poder por las urnas. Los que administran y controlan el poder han olvidado que la "democracia" no es un mecanismo para elegir gobiernos sino un sistema de vida basado en la voluntad de convivir en libertad y entre iguales.

Las urnas, ridículamente convertidas en el corazón de un sistema que ya no merece llamarse democracia. pueden hoy otorgar un poder enorme a gente que ni siquiera ha probado su honradez y su cordura.

En la política, más que en cualquier otra actividad humana, se toleran y practican comportamientos indecentes que no serían admitidos en ámbitos como el trabajo profesional, la docencia, el comercio o los negocios. Sólo en la política se considera natural que el mundo se divida en dos bandos: los que mandan y los que obedecen. Únicamente en política tienen valor prácticas tan repugnantes como el “todo vale” o el que los medios estén al servicio del fin.

Uno de los ejemplos más notables de la indecencia reinante en política es el de los dirigentes políticos que votan en contra de sus criterios e ideas, justificando su voto "por disciplina". Hay políticos actuales, como el extremeño Rodríguez Ibarra, el manchego José Bono y el sevillano Alfonso Guerra, que afirman haber votado en contra de sus conciencias “por disciplina de partido”, como si un partido político pudiera justificar la traición a los principios y a las propias creencias.

Es difícil encontrar un ejemplo que explique mejor que la política hasta donde puede llegar la autodegradación de la especie humana. Con demasiada frecuencia, algunos políticos de triste memoria como Stalin o Hítler, entre otros muchos, han encontrado en los supuestos ideales de un partido político la justificación para torturas y asesinatos masivos.

La regeneración de la política es la tarea más importante y urgente de la civilización en nuestros tiempos. Pero, desgraciadamente, es obstaculizasda de manera obsesiva por los partidos políticos y por sus políticos profesionales, a los que interesa que las cosas sigan igual para ellos seguir disfrutando de sus ventajas y privilegios ilícitos.


Franky  
Lunes, 11 de Febrero 2008
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