Información y Opinión

El voto imbécil de los españoles



Dicen las encuestas que mas de la mitad de los españoles (seis de cada diez, para ser precisos) rechazan las autonomías, a las que consideran una apuesta por el despilfarro y la burocracia inútil, que solo beneficia a los políticos, que pueden así disfrutar de cargos públicos, boato, privilegios y de muchas instituciones de poder para colocar a sus amigos a cargo del Estado.
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Sin embargo, a pesar de ese claro "rechazo" ciudadano al "Estado de las Autonomías", los españoles nos disponemos a apoyar esas absurdas taifas autonómicas votando en las elecciones autonómicas del 24 de mayo, lo que constituye una auténtica imbecilidad.

Con ese "voto imbécil", los españoles nos disponemos a sancionar un Estado y un sistema político que han demostrado ya hasta la saciedad su fracaso, su capacidad de despilfarrar, de cobrar impuestos desproporcionados para mantener estructuras inútiles y privilegios inmerecidos y de sembrar el país de injusticia, corrupción y ruina económica y moral.

¿No sería mas consecuente con los criterios de la mayoría ciudadana, ese que reflejan las encuestas, boicotear las urnas y lograr así que nuestro voto no sea utilizado para sancionar un sistema que posee casi todos los mas vergonzosos y degradantes records europeos en lacras y fracasos?

La España que nos disponemos a apoyar en las urnas dentro de unos días es la que mas desprecia a sus políticos en toda Europa y una de las primeras en despilfarro público, endeudamiento del Estado, baja calidad de la enseñanza, fracaso escolar, blanqueo de dinero, desempleo, avance de la pobreza, tráfico y consumo de drogas, prostitución, trata de blancas, facilidades para el dinero opaco y sucio y un largo etcétera que produce mucha vergüenza y ningún orgullo a los que hoy somos españoles.

Los niveles de injusticia y corrupción han llegado demasiado lejos y ha llegado la hora de que los ciudadanos utilicemos el voto, que quizás sea nuestro último resquicio de poder, para cambiar la situación y forzar una regeneración política y, sobre todo, ética que la nación y la mayoría de sus ciudadanos están demandando con fuerza creciente.

Es cierto que el 24 de mayo también se celebran elecciones municipales, para elegir concejales y alcaldes. Pero también existen argumentos suficientes para practicar la protesta y el rechazo en esos comicios. El sistema es tan cruel y perverso que ha dejado a los ciudadanos en manos de ayuntamientos que les saquean los bolsillos con impuestos abusivos, como el IBI, que en la mayoría de los municipios está fuera de la ley porque los valores catastrales de las viviendas son superiores al precio de mercado, cuando la norma es que sean del 50 por ciento del precio de compraventa. Esos ayuntamientos que apoyaremos con nuestro voto crecieron demasiado en los tiempos de bonanza económica y ahora se niegan a adelgazar, lo que les convierte en máquinas depredadoras, muy peligrosas para el ciudadano y la democracia. Se transformaron en oficinas despilfarradoras de colocaciones de amigos con carné de partido y ahora se niegan a deshacer tamaña injusticia.

Los políticos, en sus versiones autonómica y municipal, merecen recibir en las urnas un mensaje claro y contundente de rechazo y crítica cívica que no puedan tergiversar ni manipular y ese mensaje no debería ser otro que una lluvia incontenible de los tres tipos de votos que cuestionan la corrupción y el fracaso del sistema español: el voto en blanco, el voto anulado y la abstención.



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Sábado, 16 de Mayo 2015
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