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El verdadero gobierno de España es la televisión



La televisión es el verdadero gobierno de España. La televisión influye, adormece, apacigua, deforma, acobarda y ha convertido en borregos confundidos y en estúpidos andantes a un pueblo que en algunos momentos de su historia demostró ser una manada de lobos cazadores.
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Desde la muerte de Franco, la televisión ha sido la gran protagonista de la mal llamada "democracia española", un sistema que en realidad es una dictadura de partidos y de políticos profesionales disfrazada con ropajes aparentemente democráticos.

Adolfo Suárez, primer presidente de gobierno en la etapa postfranquista, fue elegido por Juan Carlos porque había demostrado previamente su capacidad para controlar la televisión, de la que fue director general durante el Franquismo. A partir de entonces, el puesto de director de la televisión pública fue mas importante que el de ministro. Más tarde, con la irrupción de los canales privados, la televisión cobró todavía más protagonismo y se dedico a desinformar, a defender cada una a su partido favorito, a ofrecer falsos modelos a la ciudadanía y a alimentar a los españoles con unas dañinas sobredosis de basura capaces de embrutecer, adormilar, envilecer y acobardar a un pueblo que en algunos momentos de la Historia había demostrado bravura y grandeza.

Si la televisión no estuviera férreamente aliada con los políticos y sus partidos y si no hubiera quedado integrada en el sistema, sería el único poder real de España, capaz de poner y quitar gobiernos y de encumbrar o aplastar a cualquier habitante del país.

Gracias a la televisión, los políticos, que saben que son prescindibles y que la Historia avanza inexorablemente hacia el autogobierno y mayores dosis de libertad y progreso, están deteniendo el curso de la Historia y alargando su inepto y dañino dominio.

La televisión manda más que los políticos, influye más que el gobierno y educa más que todo el sistema español de enseñanza, incluyendo la Universidad.

El protagonismo de la televisión y la enorme responsabilidad de los periodistas en el deterioro de la democracia, de la sociedad y de los valores es una realidad que los luchadores por un mundo mejor y por un democracia auténtica deben tener en cuenta.

Aunque la televisión sea la protagonista principal del desastre de España, los políticos son los responsables. Ellos tienen el deber de hacer felices a los ciudadanos y de respetar sus libertades y derechos, pero en lugar de eso los someten y embrutecen para gobernarlos sin obstáculos, siempre por temor a la gente libre que piensa.

Nunca antes en la Historia los gobernantes tuvieron un instrumento tan poderoso como la televisión para educar y mejorar a los ciudadanos en valores y comportamientos cívicos, pero estos sátrapas la están utilizando para embrutecer y acobardar a las masas, sin otro motivo que poder someter mejor al pueblo y disfrutar de los privilegios del poder sin obstáculos.

Son auténticos miserables.

Francisco Rubiales

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Martes, 19 de Abril 2016
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