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El multimillonario Messi merece una sanción ejemplar





Lo que el jugador Leo Messi, del Barcelona, hizo al golpear con fuerza y rabia el balón, dirigiéndolo a la grada del Bernabeu, no fue una "deconsideración hacia el público", como dijeron los locutores acobardados que retrasmitían el partido, sino toda una "agresión" cargada de soberbia, que merece una sanción ejemplar, de por lo menos tres partidos de suspensión.

Tras la acción, un jugador del Real Madrid le preguntó si estaba loco y Messi puso cara de no estar entendiendo qué le recriminaba. Una desconsideración es un mal gesto. Golpear la pelota contra la gente que hay en la grada, con toda la rabia que exhibió Messi, es mucho más que un mal gesto.

A ese joven multimillonario, inmaduro, de frágil educación y de arrogancia sobrada, que ni siquiera se disculpó por haber agredido al público, que es el que paga el espectáculo del fútbol, deberían caerle varios partidos de sanción, aunque nos tememos que la influencia del Barcelona, el equipo del presidente del gobierno y del nacionalismo catalán, tal vez consiga la injusticia de que le perdonen.

No es la primera vez que el gran jugador argentino pierde los nervios y exhibe la arrogancia de un millonario demasiado jóven e inmaduro. En el pasado escupió a un jugador del Málaga y marcó un gol con la mano, una trampa que imita al gol de "la mano de Dios" que marcó el también (eternamente) inmaduro Diego Armando Maradona.


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Lunes, 18 de Abril 2011
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