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El miedo a VOX está transformando España



Tiene sólo 12 diputados en el Parlamento Andaluz, pero VOX ya es más influyente y temido que otros partidos con fuerte presencia en el poder político español. Es el partido del momento y su simple existencia hace milagros y transforma el país. Si el Cid Campeador ganaba batallas después de muerto, VOX las está ganando siendo apenas un bebé recién nacido.
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El PP acaba de empujar miles de votos hacia VOX al demostrar que sigue engañando a los ciudadanos, incumpliendo sus promesas electorales. Durante la campaña contra Susana Díaz ha repetido decenas de veces que "eliminaría" el impuesto de sucesiones y donaciones y ha llegado a afirmar, incluso, que ese impuesto "ha desaparecido ya" de Andalucía, pero hoy va a bonificarlo en el 99 por ciento sólo para los grupos uno y dos, que incluyen al conyuge, hijos y nietos, dejando fuera de las exenciones a hermanos, sobrinos y primos, que seguirán pagando con dureza por heredar. Cuando se le ha reclamado a Moreno Bonilla que prometió otra cosa, este responde que "no es viable" suprimirlo por completo.

Las alforjas de VOX se llenan de votos a golpe de frustración, empujada por los engaños, las corrupciones y las falsedades de los viejos partidos, que le están haciendo la campaña y empujando hacia la Moncloa.

Al mismo tiempo, el miedo a VOX demuestra ser la medicina más eficaz para curar los males de España. Es el único partido que mete miedo a los separatistas, asustados ante la idea de que el cobarde y complaciente Pedro Sánchez tenga que abandonar la Moncloa, logra que Podemos abomine de Venezuela, que Ciudadanos no se atreva a reeditar su sucia alianza con los socialistas, que el PP vuelva a ser de derechas y abandone la cobardía y la parálisis inyectadas por Rajoy, que los corruptos frenen su expolio y estén en "modo pánico" y que los periodistas del pesebre, vendidos al poder político y ajenos a la verdad, se moderen y repriman.

Es tan grande el miedo que tienen a VOX que los demás partidos se niegan a incluírlo en los debates que se programan en la campaña electoral. Lo hacen porque no sabrían nunca responder a sus planteamientos.

VOX está creciendo al margen de lo que dicen las encuestas, que no reflejan su verdadero potencial por dos razones, porque la gente oculta su voto y porque los sociólogos no se atreven a otorgarle los porcentajes que reflejan las consultas.

VOX ni siquiera necesita hacer una campaña costosa porque sus ideas y propuestas son las únicas que sintonizan con lo que quieren los ciudadanos: intervención en Cataluña, ilegalización de los partidos que quieren romper España, cierre de emisoras de radio y televisión al servicio de los partidos y no del bien común, pagadas con dinero de los impuestos, reducción drástica del poder de las autonomías, fuentes de corrupción, disgregación y violadoras de principios constitucionales como la igualdad de los españoles, castigo duro para asesinos, violadores y corruptos, control de la inmigración y fin de esas puertas abiertas por las que se cuelan, junto a personas honradas, ejércitos de delincuentes, vagos y aprovechados, incapaces de adaptarse y decididos a vivir de las subvenciones y la rapiña, entre otras mucha propuestas, todas rodeadas del deseo de que España resurja, recupere su prestigio perdido y se convierta en un país decente, justo y próspero.

Millones de españoles han soportado demasiados desmanes de sus políticos y están hartos e indignados. Por eso reciben a VOX con los brazos abiertos. Han sufrido de sus gobernantes saqueos, abusos de poder, injusticias, expolios, robos masivos, estafas bancarias, impuestos abusivos, muchos ladrones en las instituciones, corrupción generalizada, pactos contra natura, arrogancia, mentiras, terrorismo, odio, malos servicios públicos, desempleo masivo, desamparo y hasta golpes de estado y campañas de odio, protagonizados por partidos que se sientan en el Congreso y que hoy, para colmo de males, son los socios del gobierno que Pedro Sánchez proyecta, si logra ganar.

Los españoles, que han demostrado muchas veces que son fuertes, sabios y capaces de anticiparse al futuro, saben que sólo VOX puede pilotar los cambios que España necesita. Es absurdo pensar que partidos como el PSOE, el PP, Ciudadanos y Podemos realicen la bajada masiva de impuestos necesaria, que adelgacen el Estado, que cierren las emisoras publicas de radio y televisión, que prohíban los partidos golpistas, cierren las fronteras a la inmigración descontrolada y delictiva que ahora entra con alfombras rojas, recuperen competencias y funciones vitales que nunca debieron cederse a las comunidades, como la educación, la salud y el orden público, acaben con la financiación pública de los partidos, dejen de comprar y pervertir a jueces, periodistas y medios de comunicación, acaben con la inmensidad de los privilegios de la clase política, casi todos inmerecidos, limiten el poder de los partidos, impongan exigencias éticas y profesionales a los altos cargos, persigan con justicia a los ladrones y acaben con esos verdaderos cánceres terminales de la nación que son las comunidades autónomas, convertidas en nidos de boato, lujo, sátrapas, sinvergüenzas, políticos corruptos, despilfarradores y mafias habituadas a prevaricar, abusar del poder y corromperlo todo.

Una gran parte del pueblo está llamando a VOX para entregarle el timón de la nave porque sabe que sólo ese partido será capaz de acometer la transformación más profunda de España, desde el año 1700. El destino de VOX, que es transformar España como quiere la mayoría de sus ciudadanos, parece marcado a fuego y si ese partido falla y se corrompe, surgirá otro que lo haga porque VOX más que un partido político es el aliento del pueblo.

Millones de ciudadanos saben que la mejor venganza contra los que han abusado del poder, robado y convertido España en un vertedero es votar a VOX.

Los vientos del cambio ya soplan por España, antes de que VOX ocupe sillones en los parlamentos y puestos en los gobiernos. El saludable miedo a VOX está cambiando ya muchas cosas. Hay miedo en los políticos, en los medios de comunicación sometidos y en las muchar instituciones y empresas donde se refugian los depredadores. Hay cierta euforia entre los demócratas españoles, muchos de los cuales habían caído en el desánimo porque los partidos canallas parecían invencibles. Ahora perciben que la llegada de VOX puede acabar con la gran conspiración contra España y la decencia.

La gente quiere respuestas a las preguntas que lleva tanto tiempo haciéndose: ¿Por qué se financian los partidos con el dinero de los impuestos si el pueblo no quiere? ¿Por qué los corruptos no son obligados a devolver el botín robado? ¿Por qué no ingresan en prisión los miles de políticos que no pueden explicar sus patrimonios? ¿Por qué los altos cargos se apropian en secreto de los fondos reservados? ¿Por qué no son expulsados de la carrera los jueces politizados que no castigan los delitos de sus amigos políticos? ¿Por qué hay tantos aforados que no merecen serlo? ¿Por qué un político mediocre y corrupto tiene más privilegios y gana mas dinero que un científico de primera fila o un inventor? ¿Por qué las pensiones no están garantizadas? ¿Por qué los estados han engordado colocando a los amigos del poder y hoy son hasta diez veces más grandes de lo necesario? ¿Por qué hay siete veces más políticos a sueldo del Estado de los que el país necesita? ¿Por qué a un jefe de gobierno o a un ministro se les exige menos preparación que a una secretaria de dirección? ¿Por qué no se practican test antidrogas a los políticos, cuando un político drogado es cien veces más peligroso que un ciclista o un atleta?

Para obtener respuestas y para limpiar el país, una parte notable de la ciudadanía está llevando en volandas a VOX hacia el poder.

Francisco Rubiales

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Martes, 9 de Abril 2019
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