Comunicación y Medios

El lema de la FAPE "Sin periodismo no hay democracia" es una estafa



El periodismo, cuando es servil y contrario a la verdad, no es bueno para la democracia y suele sostener tiranías y abusos de poder. Es el periodismo libre, crítico e independiente el que es vital para la democracia, pero la FAPE parece no saberlo. Muchos de los que hoy gritan "Sin periodismo no hay democracia" han sido o son parciales y arbitrarios defensores de sus amos, gente que ha ocultado la verdad, manipulado o mentido para beneficiar a los suyos. Lo que debería reivindicar la FAPE es el periodismo decente, escaso en la España actual.
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La Federación Española de Asociaciones de la Prensa (FAPE) ha caído en la demagogia frívola y el victimismo barato al aprobar y difundir el lema "Sin periodismo no hay democracia", una falsedad con la que quiere resumir el drama que vive el periodismo español, con miles de periodistas en el desempleo y con la casi totalidad de los medios perdiendo audiencia, prestigio y credibilidad.

La FAPE debería saber que ese lema es falso y esconde una auténtica estafa al ciudadano. Lo que la democracia necesita no es "Periodismo" sino "Periodismo honrado, independiente y valiente", capaz de fiscalizar a los grandes poderes, un requisito sin el cual la democracia no es posible. Es evidente que con periodistas cobardes, comprados o sometidos a los poderes, sobre todo al poder político, la democracia se debilita y lo que florece es cualquier tipo de tiranía porque ese periodismo al servicio del poder apuntala y fortalece la corrupción, la mentira y la injusticia.

Muchos de los periodistas que hoy lucen en sus solapas esa leyenda son ejemplos vivientes de lo que es sometimiento al poder y están acostumbrados a defender ante una audiencia cada día más indignada no la verdad, ni la objetividad, ni los valores de la democracia, sino el criterio y los intereses de los que mandan. Más que periodistas han sido "perros del poder", comprados o voluntarios, por muy duro que esa afirmación suene.

Si los directivos de la FAPE no creen que eso sea así, que indaguen entre los ciudadanos y tal vez descubran el profundo desprecio que los demócratas y gente honrada de España profesan a los periodistas, por sus mentiras, silencios cómplices, manipulaciones y connivencia con un poder político que ha dinamitado prácticamente todos los controles democráticos al poder y que campea por España disfrutando abusos, corrupciones y de una impunidad casi completa.

El número de periodistas en paro se ha triplicado en un año, hasta los 27.443. La crisis les ha golpeado duro, pero ellos quieren ayudas oficiales y tratamiento preferencial, olvidando que durante las últimas décadas han servido a los poderosos, mas que a la democracia, lo que implica que la sociedad no sólo no está en deuda con ellos sino que tiene mucho que reprocharles por haberse aliado con la mentira, la manipulación y las mafias que han arruinado a España.

Los periodistas, junto con los políticos, los jueces y los policías eran en 1978 los héroes del sistema y los profesionales más admirados y valorados. Hoy, después del fracaso de la mal llamada democracia española, sin separación de poderes, sin una ley igual para todos, manada por la corrupción, sin decencia y sin justicia, esos mismos profesionales figuran en las encuestas como los mas rechazados y despreciados por la ciudadanía.

Por algo será.

En mi libro "Periodistas sometidos, los perros del poder" (Almuzara 2009) hay una frase que resume con claridad el problema: "El periodismo libre es la columna vertebral de la democracia, pero el periodismo sometido es el sostén de la tiranía.". Algo tan elemental debería conocerlo la FAPE y difundirlo para que los ciudadanos conozcan su apuesta por la libertad y la decencia.

La FAPE debería rectificar y enterrar ese eslogan truculento y adoptar otro que encarne lo que el periodismo español necesita: recuperar el favor de los ciudadanos, para lo que tendrá que abandonar sus alianzas inconfesables y su cobardía ante el poder político y financiero para cerrar una alianza de hierro con el ciudadano, a los que está obligado a proporcionar información veraz, limpia e independiente, la única alianza permitida al periodismo en democracia.

La FAPE, si quiere que el periodismo resucite y recupere el vigor y respeto que ha perdido, debe liderar una profunda regeneración que proclame la grandeza de la verdad, de la independencia y de la crítica frente a los grandes poderes, verdadera misión central del periodismo en democracia. La bandera de la regeneración y no la victimista y llorona enarbolada en la actualidad es la que la FAPE tiene que alzar porque es la única que puede salvar a una profesión que está asustada porque ya se hace mejor periodismo en las peluquerías, bares e internet que en las redaciones mediáticas.



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Lunes, 17 de Diciembre 2012
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