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El impuesto de Sucesiones, el que roba las herencias, es tan impopular que está casi muerto en España



El Impuesto de Sucesiones, el que permite a los políticos robar legalmente las herencias de los ciudadanos, está prácticamente muerto y no hay ya gobierno que se atreva a defenderlo porque al ciudadano le repugna y lo rechaza con fuerza.

La lucha contra el Impuesto de Sucesiones y el robo de herencias por los gobiernos se ha convertido en el gran símbolo de la resistencia fiscal en España contra los políticos depredadores.

En las autonomías donde sigue vigente, el pueblo se organiza para protestar y rechazarlo, mientras los gobiernos se empeñan en mantenerlo desesperadamente y luchan para que ese drama no salga en las noticias.

Ni siquiera la ministra María Jesús Montero, cuya voracidad y codicia fiscal han superado todos los límites, se atreve ya a hablar de “armonización”, la palabra suave escogida para restablecer el expolio de las herencias en toda España, después de que diferentes comunidades gobernadas por la derecha hayan decidido bonificarlo hasta casi suprimirlo.

Si el partido socialista mantiene abierta su intención de subir los impuestos tan odiados y anticonstitucionales como los del Patrimonio y Sucesiones, que expolia los ahorros y las herencias de los ciudadanos, es porque sucumbe a la presión de socios catalanes como ERC, que quieren asfixiar con impuestos elevados al resto de España, sobre todo a Madrid, porque las economías de otras regiones le están superando y Cataluña ya ha dejado de ser la región más rica y próspera de España.
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Uno de los muchos carteles contra el impuesto de Sucesiones desplegados en las campañas contra el robo de las herencias por la izquierda española
El crecimiento de las autonomías que han logrado bajar los impuestos, sobre todo de Madrid y Andalucía, causa envidia y angustia en Valencia, Cataluña y el resto de las comunidades donde el robo fiscal es practicado con codicia, provocando la pobreza creciente de regiones que han sido, tradicionalmente, ricas y pujantes.

Los separatistas catalanes, con el odio y la envidia por bandera, en lugar de copiar el modelo de bajos impuestos que está triunfado en Madrid y otras regiones, presionan a Pedo Sánchez para que obligue a esas regiones "liberadas" de las cadenas fiscales, a subir los impuestos con el único objetivo de frenar su enriquecimiento, prosperidad y pujanza económica.

Pedro Sánchez, un dirígete sin moral que siempre cede a las presiones de sus socios con tal de conservar el poder, parece dispuesto a ceder y a atizar el fuego del "infierno fiscal" que socialista, comunistas y nacionalistas han creado en España, el país donde la presión fiscal general es la mas alta e injusta de la Unión Europea, si se compara lo que se paga con los sueldos reales.

Pero la impopularidad y la resistencia al expolio son tan grandes en España que ni siquiera el irresponsable y cruel gobierno de Sánchez se atreve ya a plantear una subida general del Impuesto de Sucesiones. Hasta la depredadora ministra de Hacienda guarda silencio sobre el robo de herencias.

Uno de cada cuatro españoles renuncia a su herencia porque el impuesto le arruina. Es la suciedad más sucia del sistema fiscal español. El silencio en torno a ese robo deleznable comienza a ser estruendoso y refleja la injusticia de ese maldito tributo. Es, junto con el del Patrimonio y el de Plusvalía, el impuesto más impopular e imponerlo le costaría al PSOE, según los expertos, la fuga de más de un millón de votos.

El de Sucesiones, el que permite robar las herencias al gobierno, es, sin la menor duda, el más impopular de los impuestos vigentes en España, más incluso que el del Patrimonio, otra brutalidad fiscal confiscatoria, propia de bandoleros, como lo demuestra el hecho de que España sea el único país de Europa que se atreve a cobrarlo.

El rechazo masivo al impuesto de Sucesiones ha sido una victoria del pueblo contra los depredadores de la izquierda española, empeñados en mantenerlo. Miles de ciudadanos en Andalucía, Aragón, Asturias y otras regiones se lanzaron a las calles para protestar y presentaron ante los medios de comunicación casos concretos de familias arruinadas y desquiciadas por el robo de lo que habían heredado. El resultado de aquellas campañas, desarrolladas en las dos primeras décadas de este siglo, fue que la ciudadanía asumió la maldad de ese impuesto y exigió a sus políticos que lo suprimieran, algo que ha hecho ya parcialmente la derecha allí donde gobierna.

En Andalucía, la terca tozudez depredadora de Susana Díaz con ese impuesto le hizo perder casi medio millón de votos, según declararon algunos expertos y despachos especializados, lo que equivale a decir que el socialismo perdió el poder por culpa del sucio robo de las herencias.

Las plataformas que luchan hoy contra ese impuesto ilegítimo y anticonstitucional por expoliador, desigual y confiscador, están desenterrando el hacha de guerra para, coincidiendo con la campaña electoral, hacer pagar caro a socialistas y comunistas su sucia e injusta voracidad depredadora fiscal, arrebatándoles cientos de miles de votos cuando se abran las urnas.

Francisco Rubiales

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Martes, 21 de Febrero 2023
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