El puño en alto y la corrupción también
El olor que desprende Sánchez es tan hediondo que dentro de su propio partido ya hay reuniones para propiciar su caida y hablar de la difícil sucesión y la dramática situación en la que quedará el PSOE cuando el corrupto sea expulsado del poder.
Ni la propaganda, ni los medios comprados, ni el adoctrinamiento televisivo pueden ya apagar el clamor contra Sánchez en las calles de España. Los gritos de "Pedro Sánchez, hijo de pu.." en la reciente maratón nocturna de Sevilla y los muchos otros cánticos antisanchistas en toda España resuenan como prueba imbatible de que Sánchez y Begoña son casi tan odiados como lo fue el matrimonio rumano Ceaucescu, que terminó linchado por el pueblo, ambos por los mismos motivos: corrupción y abuso de poder.
En los últimos meses de 2025, el rechazo hacia Pedro Sánchez ha alcanzado cotas inéditas en la historia reciente de España, convirtiéndolo en el presidente más odiado de la democracia, según encuestas y análisis mediáticos como los publicados en Hispanidad y El Mundo. Este odio, alimentado por una polarización extrema, se manifiesta en insultos públicos constantes en conciertos, estadios de fútbol y corridas de toros, donde el grito "Sánchez, hijo de puta" se ha convertido en un cántico espontáneo y masivo.
Factores como el descenso del nivel de vida —España es el único país europeo donde las familias se han empobrecido desde la pandemia, con seis naciones superándola en renta per cápita— y la creación de casi 90 impuestos que representan un expolio de 69.000 millones de euros anuales, han exacerbado el malestar.
El odio se extiende también a Begoña Gómez, esposa de Sánchez, cuya figura ha sido instrumentalizada en una campaña de acoso y derribo que la ha colocado en el centro de múltiples investigaciones judiciales, como las abiertas por el juez Juan Carlos Peinado por presunto tráfico de influencias y malversación de fondos públicos. Medios como El Confidencial y El País han documentado cómo tres jueces de la Audiencia Provincial de Madrid han avalado indicios de "desviación de poder" en el matrimonio, vinculando sus acciones a promociones profesionales irregulares y gestiones controvertidas, como el rescate de Air Europa tras una llamada de Gómez al dueño de la aerolínea.
Esta ofensiva, calificada por Sánchez como una "persecución política" de la derecha y la ultraderecha, ha cruzado fronteras, con portadas en Financial Times destacando la "presión" sobre el presidente. El resultado es una deshumanización de Gómez, pasada de discreta a blanco de insultos machistas y transfóbicos, amplificando el clima de crispación que amenaza la estabilidad institucional.
Los cánticos antisanchistas han proliferado en protestas a lo largo del país, desde Madrid hasta Sevilla y Barcelona, convirtiéndose en la expresión de un descontento que une a la oposición conservadora y la extrema derecha. En concentraciones convocadas por Vox y Hazte Oír, como las ante la sede del PSOE en Ferraz o los juzgados de Plaza de Castilla, se corean frases como "Pedro Sánchez a prisión", "Sánchez corrupto" o "Sánchez, marioneta de ETA", acompañadas de banderas preconstitucionales y referencias a un "golpe de Estado socialista".
El olor a podrido ya es irrespirable en una España convertida en un estercolero por el sanchismo.
Francisco Rubiales
Ni la propaganda, ni los medios comprados, ni el adoctrinamiento televisivo pueden ya apagar el clamor contra Sánchez en las calles de España. Los gritos de "Pedro Sánchez, hijo de pu.." en la reciente maratón nocturna de Sevilla y los muchos otros cánticos antisanchistas en toda España resuenan como prueba imbatible de que Sánchez y Begoña son casi tan odiados como lo fue el matrimonio rumano Ceaucescu, que terminó linchado por el pueblo, ambos por los mismos motivos: corrupción y abuso de poder.
En los últimos meses de 2025, el rechazo hacia Pedro Sánchez ha alcanzado cotas inéditas en la historia reciente de España, convirtiéndolo en el presidente más odiado de la democracia, según encuestas y análisis mediáticos como los publicados en Hispanidad y El Mundo. Este odio, alimentado por una polarización extrema, se manifiesta en insultos públicos constantes en conciertos, estadios de fútbol y corridas de toros, donde el grito "Sánchez, hijo de puta" se ha convertido en un cántico espontáneo y masivo.
Factores como el descenso del nivel de vida —España es el único país europeo donde las familias se han empobrecido desde la pandemia, con seis naciones superándola en renta per cápita— y la creación de casi 90 impuestos que representan un expolio de 69.000 millones de euros anuales, han exacerbado el malestar.
El odio se extiende también a Begoña Gómez, esposa de Sánchez, cuya figura ha sido instrumentalizada en una campaña de acoso y derribo que la ha colocado en el centro de múltiples investigaciones judiciales, como las abiertas por el juez Juan Carlos Peinado por presunto tráfico de influencias y malversación de fondos públicos. Medios como El Confidencial y El País han documentado cómo tres jueces de la Audiencia Provincial de Madrid han avalado indicios de "desviación de poder" en el matrimonio, vinculando sus acciones a promociones profesionales irregulares y gestiones controvertidas, como el rescate de Air Europa tras una llamada de Gómez al dueño de la aerolínea.
Esta ofensiva, calificada por Sánchez como una "persecución política" de la derecha y la ultraderecha, ha cruzado fronteras, con portadas en Financial Times destacando la "presión" sobre el presidente. El resultado es una deshumanización de Gómez, pasada de discreta a blanco de insultos machistas y transfóbicos, amplificando el clima de crispación que amenaza la estabilidad institucional.
Los cánticos antisanchistas han proliferado en protestas a lo largo del país, desde Madrid hasta Sevilla y Barcelona, convirtiéndose en la expresión de un descontento que une a la oposición conservadora y la extrema derecha. En concentraciones convocadas por Vox y Hazte Oír, como las ante la sede del PSOE en Ferraz o los juzgados de Plaza de Castilla, se corean frases como "Pedro Sánchez a prisión", "Sánchez corrupto" o "Sánchez, marioneta de ETA", acompañadas de banderas preconstitucionales y referencias a un "golpe de Estado socialista".
El olor a podrido ya es irrespirable en una España convertida en un estercolero por el sanchismo.
Francisco Rubiales