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El día más perverso: la apuesta por la división de España



¡Que nadie se equivoque! La tumba de Franco no será hoy violada para vengar la derrota de las izquierdas en 1939, sino para dividir todavía más España en dos bandos irreconciliables, el de las izquierdas y el de las derechas, con el inepto e irresponsable Pedro Sánchez capitaneando la zona siniestra.

Pedro Sánchez y sus estrategas saben que la única forma de que el PSOE prevalezca como partido en el futuro de España es dividiendo el país en dos bandos enfrentados con pasión y ceguera. De ese modo, los votantes de la izquierda olvidarían la corrupción, la torpeza, la injusticia y las muchas miserias que acumula el socialismo y lo votarían cada vez que se abran las urnas, para derrotar a las derechas odiadas.

La exhumación de Franco que hoy se perpetra, de manera innecesaria y vergonzosa, en el Valle de los Caídos se está vendiendo como una corrección de la historia, como una victoria de los que perdieron la guerra civil y como un castigo al dictador que rigió los destinos de España durante cuatro décadas, pero todo eso es mentira porque en realidad es una vulgar y errónea apuesta por el enfrentamiento y la división de España en dos bandos, uno de los cuales, el de las izquierdas, liderado y capitalizado por Pedro Sánchez y el socialismo, que parecen haber optado claramente por el pasado.
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Lo que va a ocurrir hoy en el Valle de los Caídos no es una venganza histórica, ni el castigo de un dictador, sino una miserable apuesta por el odio, la división y el enfrentamiento, impulsada por un gobierno socialista que pasará a la historia con ignominia como el que quiso acabar con la reconciliación, el perdón mutuo y el espíritu de concordia que España pretendía instaurar con la Transición y la democracia.

Hace algunas décadas, en los primeros años del nuevo régimen presuntamente democrático, Franco estaba donde tenía que estar, en el olvido y bien enterrado. Los franquistas de entonces eran unos pocos nostálgicos impotentes ante una nueva España que avanzaba unida, por fin vivía en paz y miraba el futuro con esperanza. Pero llegaron los políticos, ese mal terrible que Franco conocía y rechazaba como el peor peligro de los pueblos, y lo estropearon todo. Prostituyeron la democracia y la convirtieron en dictadura de partidos políticos, hicieron crecer el odio, alimentaron el nacionalismo donde no lo había, convirtieron las comunidades autónomas en nidos de corrupción, abuso y disgregación, promovieron más las derechas y las izquierdas que la propia España como hogar común, repudiaron nuestra bandera y nuestros símbolos y, comportándose como verdaderos hijos de Satanás y de la bajeza, convirtieron aquella España pujante que se integraba en Europa y el mundo con ilusión, en un país dividido, endeudado, envidioso, enfrentado, minado por la corrupción, lleno de desempleados y camino hacia la ruina y mal gobernado por una casta de políticos sin grandeza ni valores, de las peores del planeta, codiciosos, corrompidos, ineptos y cobardes.

En el aquelarre político que ha destrozado la nación en las últimas décadas, las izquierdas fueron líderes y modelaron el país a su antojo, pero las derechas fueron tan imbéciles y cobardes que secundaron el perverso juego y contribuyeron, con todas sus fuerzas, al deterioro de la nación y de la esperanza. Los nacionalismos vasco y catalán, siempre codiciosos, mercenarios y pervertidos por el odio, sirvieron como cómplices y comparsa feliz en aquella bacanal de destrucción y miseria.

Lo que hoy se va a escenificar en el Valle de los Caídos es un grave error que tendrá consecuencias perversas en el futuro, como Pedro Sánchez y sus adláteres desean. Dividirá todavía más España en dos bandos enfrentados, convertirá a Franco en el símbolo de la nostalgia y del pasado, fortalecerá el bipartidismo de las derechas y a las izquierdas y concentrará la atención y el esfuerzo de la nación en el enfrentamiento entre bandas y partidas, en lugar de mirar el futuro y apostar por lo que realmente es noble y necesario: la unidad, la fortaleza, la cooperación y las reformas que el país necesita para ser realmente democrático y decente.

Por todas estas razones, lo que hoy va a escenificarse en el Valle de los Caídos es, probablemente, el día más perverso y triste desde que murió Franco.

¡Ojalá caiga sobre sus promotores y actores todo el bochorno y la condena ética e histórica que merecen!

Francisco Rubiales


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Jueves, 24 de Octubre 2019
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