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En una democracia degradada como la española, hoy, cuando las urnas están abiertas, es el único día en que el ciudadano cuenta. El resto de la legislatura, cuatro años completos, el poder es exclusivamente de los partidos y de los políticos profesionales, que, al haber sido elegidos, se consideran con derecho a gobernar según sus intereses, al margen de la voluntad popular.
Nada más falso y dañino en democracia que ese pretendido derecho a decidir al margen de la ciudadanía, que los partidos y los representantes se autoatruibuyen, solamente porque les conviene. Los ciudadanos tienen derecho a revocar el mandato cuando pierden la confianza en sus representantes, del mismo modo que suelen retirar la confianza a sus abogados, tenderos y proveedores cuando están descontentos. Los representantes políticos están obligados en democracia a ganarse cada día la confianza que se les otorgó en las urnas. Cambiar ese concepto de representación basado en el poder de los ciudadanos y en la fe y en la confianza es todo un bastardo e ilegítimo golpe antidemocrático.
Por esa razón, porque la confianza deben ganársela día a día, los políticos, cuando cometen errores o violan las leyes o las reglas básicas de la ética, deben dimitir inmediatamente. España, para vergüenza de los demócratas, es el país europeo donde los políticos presuntamente democráticos menos dimiten. Los corruptos y delincuentes, arropados siempre por sus partidos, siguen en sus puestos y ensucian y envilecen así el sistema.
Es tan injusta y antidemocrática esta situación de "democracia sin ciudadanos", en realidad una oligocracia de partidos, que los demócratas deberían aprovechar su único día de poder para rebelarse contra los que han transformado la democracia en un coto de caza privado.
En un día como el de hoy, un auténtico demócrata únicamente puede votar en blanco o a los partidos que se hayan comprometido con la regeneración de la democracia, con cambiar la ley electoral y la Constitución para devolver al pueblo el protagonismo que los políticos profesionales le han robado.
Hay dos partidos que se han atrevido a incluir esas reformas drásticas en sus programas: Unión, Progreso y Democracia (UPyD) y Ciudadanos.
El voto en blanco, cuando la democracia está degradada y el ciudadano no encuentra partido alguno que le convenza y al que quiera entregar su representación, es la mejor y más democrática opción. Recuerda que ese voto en blanco es toda una bofetada a los partidos y a los políticos, aunque no a la democracia, que se acepta al acudir al colegio electoral para votar.
Los grandes partidos con representación parlamentaria, desde el PSOE al PP, sin olvidar las tribus radicales del nacionalismo, no tienen interés alguno en cambiar una situación que les beneficia y, en consecuencia, excluyen de sus programas el que es el mayor problema de la democracia española: la urgente regeneración de un sistema que está podrido y corrompido hasta el tuétano.
Cuando acudas hoy a votar, recuerda que es tu único momento de poder ciudadano en toda la legislatura, el único momento en el que tienes el poder que te corresponde y por el que eres respetado. Utiliza, por favor, esa papeleta como una escoba y barre las inmundicias del sistema.
Es nuestro consejo en Voto en Blanco.
Nada más falso y dañino en democracia que ese pretendido derecho a decidir al margen de la ciudadanía, que los partidos y los representantes se autoatruibuyen, solamente porque les conviene. Los ciudadanos tienen derecho a revocar el mandato cuando pierden la confianza en sus representantes, del mismo modo que suelen retirar la confianza a sus abogados, tenderos y proveedores cuando están descontentos. Los representantes políticos están obligados en democracia a ganarse cada día la confianza que se les otorgó en las urnas. Cambiar ese concepto de representación basado en el poder de los ciudadanos y en la fe y en la confianza es todo un bastardo e ilegítimo golpe antidemocrático.
Por esa razón, porque la confianza deben ganársela día a día, los políticos, cuando cometen errores o violan las leyes o las reglas básicas de la ética, deben dimitir inmediatamente. España, para vergüenza de los demócratas, es el país europeo donde los políticos presuntamente democráticos menos dimiten. Los corruptos y delincuentes, arropados siempre por sus partidos, siguen en sus puestos y ensucian y envilecen así el sistema.
Es tan injusta y antidemocrática esta situación de "democracia sin ciudadanos", en realidad una oligocracia de partidos, que los demócratas deberían aprovechar su único día de poder para rebelarse contra los que han transformado la democracia en un coto de caza privado.
En un día como el de hoy, un auténtico demócrata únicamente puede votar en blanco o a los partidos que se hayan comprometido con la regeneración de la democracia, con cambiar la ley electoral y la Constitución para devolver al pueblo el protagonismo que los políticos profesionales le han robado.
Hay dos partidos que se han atrevido a incluir esas reformas drásticas en sus programas: Unión, Progreso y Democracia (UPyD) y Ciudadanos.
El voto en blanco, cuando la democracia está degradada y el ciudadano no encuentra partido alguno que le convenza y al que quiera entregar su representación, es la mejor y más democrática opción. Recuerda que ese voto en blanco es toda una bofetada a los partidos y a los políticos, aunque no a la democracia, que se acepta al acudir al colegio electoral para votar.
Los grandes partidos con representación parlamentaria, desde el PSOE al PP, sin olvidar las tribus radicales del nacionalismo, no tienen interés alguno en cambiar una situación que les beneficia y, en consecuencia, excluyen de sus programas el que es el mayor problema de la democracia española: la urgente regeneración de un sistema que está podrido y corrompido hasta el tuétano.
Cuando acudas hoy a votar, recuerda que es tu único momento de poder ciudadano en toda la legislatura, el único momento en el que tienes el poder que te corresponde y por el que eres respetado. Utiliza, por favor, esa papeleta como una escoba y barre las inmundicias del sistema.
Es nuestro consejo en Voto en Blanco.