Información y Opinión

El coronavirus, la hidra de las siete cabezas



El coronavirus es mucho peor de lo que dicen y las estadísticas chinas pueden estar suavizadas para no alarmar todavía más al mundo. Parece que todavía no ha mutado, pero si empieza a hacerlo acelerará su expansión, se hará mas letal y hará imposible encontrar una vacuna. Los esotéricos hablan de una plaga bíblica, similar al diluvio universal, mientras que los fantasiosos aseguran que el virus es extraterrestre. La verdad es que es un bicho letal y peligroso que podría diezmar la población del planeta, hacer retroceder la civilización, incrementar el ya enorme poder de los gobiernos y costarle a la economía mundial muchos billones de euros.

Hay dos cosas que alarman en el coronavirus. La primera es que China está luchando contra ese virus como si le fuera la existencia en ello; la segunda es que los gobiernos tranquilizan a los ciudadanos, una pésima señal porque los políticos casi siempre mienten y engañan.
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Si algún día sufriéramos una invasión extraterrestre, los aliens no llegarían en naves, como en la película "La guerra de los Mundos", sino que enviarían por delante un virus parecido al coronavirus, ahora llamado "COVID-19", que aniquilaría la raza humana. Sólo después ellos aterrizarían y se harían dueños del desierto y lleno de cadáveres planeta azul.

Pero dejando a un lado a los fantasiosos y esotéricos, el coronavirus, a juzgar por lo que estamos viendo en China, es mas peligroso de lo que se dice y es capaz de causar daños terribles a la humanidad.

Los expertos temen que empiece a mutar, como suelen hacer la mayoría de los virus. Si empezara a mutar, el coronavirus sería peor que la hidra de las siete cabezas, monstruo acuático despiadado, con forma de serpiente policéfala y aliento venenoso, que, según la mitología griega, custodiaba la entrada al inframundo y se escondía bajo las aguas del lago de Lerna. Uno de los doce trabajos de Hércules consistió en acabar con esa alimaña, que tenía un truco: por cada cabeza que se le cortaba, le crecían dos.

Recemos para que el virus no mute y nuestros científicos tengan tiempo para fabricar una vacuna.

Si el virus se transforma en hidra, si la epidemia se convierte en pandemia y se extiende por todo el planeta, el mundo podría perder un tercio de su población. No es exageración, sino análisis de algunos expertos, adobado con cierto pesimismo. El COVID-19, que ya ha paralizado la economía china y ha suspendido el congreso mundial de los móviles, en Barcelona, puede paralizar también los Juegos Olímpicos de Tokio y dañar seriamente el comercio mundial y el turismo. Con la actividad económica casi paralizada, los aviones aparcados en los aeropuertos y los barcos atracados, aparecerían el hambre, el terror y los cuatro jinetes del Apocalipsis, al mismo tiempo que el mundo subdesarrollado, sin sistemas sanitarios avanzados, entraría en colapso y países como China, Alemania, España y otros muchos entrarían en una recesión desconocida, mientras la economía mundial comenzaría a hundirse como el Titanic.

Imaginemos por un momento que el virus invadiera la India o el corazón de África, zonas donde las defensas sanitarias son mínimas y la disciplina que exhiben los chinos en la lucha contra la alimaña es impensable. El COVID-19 tendría vía libre para sembrar la Tierra de cadáveres.

Cualquier análisis del presente conduce a profesar hacia China un enorme agradecimiento por la fuerza y tesón con la que intenta frenar la enfermedad. Si lo logran, muchos humanos deberán su vida al esfuerzo chino.

Este blog Voto en Blanco se ha caracterizado, desde hace dos décadas, por decir las verdades que nadie se atreve a decir. Nosotros creemos que el pueblo tiene derecho a saber y que todo el que oculta la verdad, además de mentiroso y corrupto, es un canalla. Dijimos antes que nadie que los partidos políticos eran los grandes enemigos de España, que la corrupción era diez veces mayor de la que se veía, que la corrupción visible apenas representa el 10 por ciento del total, que las autonomías son la tumba de España y que tenemos una de las clases políticas peores del planeta. También dijimos, cuando nadie lo decía, que la derecha española no existía porque estaba contaminada hasta las trancas de leninismo intervencionista y socialdemocracia. Causamos mucho escándalo cuando afirmábamos que España no era una democracia y que nuestro sistema incumplía todos y cada uno de los frenos, cautelas, contrapesos y recurso que la democracia ha creado para impedir que el Estado sea tomado por asalto, como ha ocurrido en España, donde hay manadas de mediocres, rufianes y sinvergüenzas incrustados en el Estado, mandando y condiciendo el país hacia la derrota. Lo último que hemos afirmado es que la ultraderecha española no es VOX, sino los nacionalismos aliados con el PSOE y que el socialismo español ha mutado como un virus y se ha hecho totalitario y antiespañol.

No afirmamos que el mundo se va a acabar, ni que las peores previsiones se cumplirán, pero sí advertimos que el mundo desconoce al coronavirus y los daños que puede causar, que ese bicho es peor de lo que nos dicen y que cuando los gobiernos se empeñan en tranquilizar a los ciudadanos es porque se acerca la hecatombe porque el poder mundial suele mentir con frecuencia y en casos como el de España, país con su clase política corrompida y degradada, miente siempre.

También creemos que si se aplica al nuevo virus la pregunta de ¿A quien beneficia?, las respuestas son dos: primero a Estados Unidos, que gracias al coronavirus seguirá siendo por muchos años la primera potencia mundial, y en segundo lugar beneficia a los que luchan por incrementar el poder del Estado porque el pueblo, aterrorizado, pedirá gobiernos fuertes que ellos creen que son capaces de reaccionar con más energía y eficacia ante el desastre.

Francisco Rubiales


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Jueves, 13 de Febrero 2020
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